Meghan Markle ha dejado claro a sus representantes y amigos más cercanos que su prioridad absoluta es la privacidad de sus hijos, Archie y Lilibet. Según ha trascendido, Netflix había puesto sobre la mesa un ambicioso proyecto documental en el que los pequeños tendrían un papel destacado. Sin embargo, la duquesa de Sussex reconoce que el rumor es cieto, pero que no está dispuesta a dar el paso.
El interés de la plataforma en incluir a los hijos del príncipe Harry en una producción respondía al atractivo mediático que generan los más pequeños de la familia. La propuesta habría supuesto un contenido exclusivo que buscaba profundizar en la vida privada del matrimonio, ofreciendo imágenes inéditas de su día.

Meghan no estaba dispuesta a aceptar esa fórmula y cortó cualquier opción de exponer a Archie y a Lilibet en un formato global. El rumor es cierto, la plataforma estaba interesada en la familia al completo, pero la duquesa se ha negado.
Durante semanas se especuló con la posibilidad de que el rechazo de Meghan pusiera en peligro la relación contractual con Netflix. El acuerdo inicial, firmado tras su salida de la Casa Real británica, preveía varios proyectos de carácter personal y documental. La falta de consenso en torno a este planteamiento incluso llegó a situar la continuidad del contrato en entredicho.
El acuerdo al que ha llegado con Meghan Markle
Finalmente, las negociaciones encontraron un punto de encuentro que permitió salvar la colaboración. En lugar de un documental centrado en sus hijos, Meghan Markle aceptó desarrollar un formato muy distinto que refleja otra de sus pasiones personales. Se trata de una serie centrada en la cocina, un terreno que le permite mantener la privacidad familiar intacta al mismo tiempo que se muestra en un registro más cercano.
Con esta decisión, Meghan impuso una condición que considera inquebrantable para seguir trabajando en la industria del entretenimiento. La exactriz quiere garantizar que Archie y Lilibet crezcan alejados del escrutinio mediático que durante años ha perseguido a la familia. Netflix, por su parte, apostó por mantener el acuerdo con un proyecto alternativo que pueda atraer igualmente a millones de espectadores.

El giro en la negociación demuestra que Meghan Markle continúa defendiendo un equilibrio entre su faceta pública y su vida privada. Ella es consciente del interés que despierta su figura y de las presiones constantes que genera su posición, pero intenta marcar límites claros para proteger a sus hijos. Su apuesta por una serie culinaria confirma que quiere compartir otra cara de sí misma sin comprometer aquello que más valora.
El resultado es que Meghan podrá seguir vinculada a Netflix con un nuevo formato que se aleja de los rumores y la exposición de su núcleo familiar. La plataforma mantiene así un contrato que sigue siendo rentable a nivel internacional gracias al magnetismo de la pareja. Mientras tanto, Archie y Lilibet seguirán creciendo en un entorno protegido, lejos de los focos y de la presión mediática que sus padres conocen de primera mano.