Esta semana, la infanta Elena ha acaparado titulares con un anuncio que afecta a su vida personal y a la relación con su padre, el rey Juan Carlos. Esta prepara un viaje muy especial que combina deporte, compromiso familiar y proyección pública en el extranjero.
La noticia ha despertado reacciones inmediatas en el ámbito social y mediático, y ha puesto en el foco a Jaime de Marichalar, su exmarido. Su actitud en estos días ha sido objeto de análisis, especialmente por lo que significa el paso que dará Elena en los próximos días. ¿Qué postura adoptará Marichalar frente a un acontecimiento de tal magnitud?

La infanta Elena participará en la misma competición de vela que el rey Juan Carlos
La relación entre la infanta Elena y su padre ha sido una de las más estables dentro de la familia Borbón. En los últimos años, ella se ha mostrado como su mayor apoyo en actos privados y también en competiciones deportivas. Sanxenxo se ha convertido en su refugio, el lugar donde han mantenido viva su pasión por la vela, rodeados de amigos y compañeros de regata.
El rey Juan Carlos, de 87 años, mantiene firme su vínculo con la navegación. Hace apenas dos años logró proclamarse campeón del mundo en la isla de Wight, un éxito que marcó un hito en su trayectoria como regatista. En esta ocasión, Elena de Borbón viajará junto al rey Juan Carlos a Nueva York para competir en el Campeonato del Mundo de 6 Metros.
El campeonato comenzará el 17 de septiembre con el registro de las tripulaciones y las mediciones oficiales. El día 20 se celebrará una regata de entrenamiento, mientras que las pruebas oficiales arrancarán el 22 y se extenderán durante cinco jornadas. La entrega de premios está programada para el 26 de septiembre, fecha en la que se proclamará al nuevo campeón del mundo.

A diferencia de otras ocasiones, la infanta Elena no acudirá solo como acompañante de Juan Carlos, sino como regatista activa. Competirá con su propia embarcación, un gesto que refleja su implicación personal y su pasión por el mar. Según informó Vanitatis, lleva años participando en regatas en Galicia, lo que evidencia que su afición no responde a un papel protocolario, sino a un interés que comparte con el emérito.
Antes de poner rumbo a Nueva York, padre e hija harán escala en Sanxenxo, donde probarán sus embarcaciones y compartirán entrenamientos con la flota gallega. Este puerto, convertido en símbolo de sus encuentros familiares, servirá como punto de preparación y también como recordatorio del vínculo con la comunidad náutica que siempre los ha acogido con afecto.
Más allá de la competición en el agua, el evento contará con actividades paralelas pensadas para los acompañantes: excursiones a Manhattan, visitas a bodegas locales y escapadas a los Hamptons. Este programa refuerza la dimensión social de la cita, que será también un escaparate para personalidades internacionales de distintos ámbitos.
Jaime de Marichalar toma una decisión tras la noticia de la infanta Elena
La noticia del viaje de la infanta Elena junto al rey Juan Carlos ha generado una gran repercusión en la prensa española. El hecho de que la hija mayor del emérito compita con embarcación propia ha sido interpretado como un gesto de firmeza y compromiso familiar. Sin embargo, esa misma expectación ha alcanzado a Jaime de Marichalar, exmarido de la infanta, que se ha convertido en blanco de la atención mediática.
Ante esta situación, Marichalar ha optado por el silencio. Ha decidido blindarse, no responder a preguntas y no opinar sobre el papel de su exmujer en esta cita internacional. Su postura es clara: evitar cualquier exposición pública que lo vincule con un acontecimiento que ya tiene suficiente peso por sí mismo.

Su decisión no sorprende a quienes conocen su carácter reservado, aunque sí resalta por la magnitud del evento. El viaje de Elena y Juan Carlos no es un hecho menor. En ese contexto, la estrategia de Marichalar revela una voluntad de mantenerse al margen, centrándose en su vida personal y en el vínculo con sus hijos, Froilán y Victoria Federica.
El contraste entre la exposición pública de Elena y el silencio de Marichalar ofrece una imagen clara de los caminos divergentes que ambos han seguido tras su separación. Mientras la infanta se reafirma en su papel de apoyo al emérito a través de la vela, su exmarido se protege con discreción. La pregunta que surge ahora es si esa distancia mediática se mantendrá en el tiempo o si habrá un cambio de actitud en futuros acontecimientos.