Esta semana, James Middleton ha sorprendido con unas declaraciones íntimas y honestas concedidas a la revista Hello!. El hermano de Kate Middleton se ha dejado ver en la finca de Berkshire, donde vive con su mujer, Alizée, su hijo Iñigo de 18 meses y sus seis perros. Sin duda, un entorno de calma en el que ha reflexionado sobre su vida y las lecciones aprendidas.
"Somos una familia muy unida", aseguró al ser preguntado por la relación con sus padres y hermanas, incluida la princesa de Gales. Una frase que resume no solo la conexión de los Middleton, sino también el papel decisivo que tuvieron en los momentos más oscuros de James. ¿Qué hay detrás de esta confesión que mezcla fragilidad, resiliencia y gratitud?

James Middleton decide contar sus problemas de salud mental
James Middleton creció en Reading, en el seno de una familia que ha estado en el foco mediático desde que su hermana Kate se convirtió en miembro de la realeza británica. Sus padres, Carole y Michael, residen en Bucklebury, a solo cinco minutos en coche de donde James vive junto a su esposa y su hijo.
Durante la entrevista, James Middleton abrió una de las páginas más duras de su vida: la depresión clínica que sufrió en 2017. A sus 38 años, reconoce que aquel periodo estuvo marcado por la oscuridad, pensamientos suicidas y una sensación de vacío que le impedía disfrutar: "Pensaba: Tengo tantos privilegios. ¿Qué motivo tengo para estar deprimido? Pero es como tener un cáncer en la mente, se apodera de ti", explicó con sinceridad.
La clave, según sus propias palabras, fue aceptar que la salud mental debe tratarse como un aspecto fundamental de la vida. "Hoy forma parte de nuestras conversaciones cotidianas, en lugar de ser algo que escondemos", confesó. Al compartir su experiencia, James pretende normalizar un tema que aún arrastra estigmas, incluso en familias con proyección pública como la suya.
En ese periodo encontró un apoyo en su perra: "Ella me daba amor incondicional, independientemente del estado de ánimo con el que llegara", recordó. La perra rompía su aislamiento, incluso en las noches de insomnio: "Me llevaba una de sus botas mientras yo daba vueltas sin poder dormir". Ese vínculo tan fuerte le inspiró a escribir sus memorias, Meet Ella: The Dog Who Saved My Life, publicadas el año pasado.
James Middleton resalta el valor de su familia
Más allá de su lucha personal, James Middleton quiso subrayar el papel esencial que desempeñó su familia durante aquellos años difíciles. "Somos una familia muy unida, y tenemos la suerte de vernos a menudo. Mis padres tienen un papel importante a la hora de reunirnos a todos", señaló.
El empresario reconoce que no siempre fue sencillo comunicarse en plena depresión, pero sus hermanas, Kate y Pippa, lo ayudaron a dar el primer paso. "Cuando quieres tanto a alguien y lo ves pasarlo mal, puede ser difícil comunicarte con esa persona. A mí me costaba hablar con mi familia, pero ellas fueron pacientes y estuvieron dispuestas a ayudarme a salir adelante", escribió en sus memorias.
El vínculo con sus padres, Carole y Michael, también ha sido constante. Viven a tan solo cinco minutos en coche de su casa en Bucklebury, lo que facilita encuentros frecuentes. Esa cercanía física se traduce en apoyo emocional, un pilar que James ha aprendido a valorar con más fuerza tras convertirse en padre.
De hecho, los animales han sido un puente entre sus recuerdos de dolor y la esperanza de un presente sereno. Todos sus cocker spaniels descienden de Ella, la perra que lo acompañó en sus días más oscuros.
Hoy, esos perros comparten juegos con Iñigo, cuyo primer año estuvo marcado por escenas entrañables: "Durante el primer año de su vida, Iñigo pensaba que era un perro. Gateaba a cuatro patas, lo cual era muy divertido de ver. Su primera palabra fue 'guau'".
El relato de James Middleton muestra la fuerza de la vulnerabilidad y el poder de los vínculos familiares como refugio en los momentos difíciles. Sus palabras revelan cómo Kate Middleton y el resto de los suyos fueron decisivos en su recuperación. La clave será ver cómo este mensaje íntimo y honesto inspira a otros a hablar de salud mental sin miedo ni prejuicios.