El Palacio de Buckingham ha tenido que reaccionar con rapidez ante los comentarios que venían circulando desde hace semanas. Los rumores sobre el rey Carlos III se han intensificado en los últimos días y la institución no ha tenido más remedio que dar un paso al frente. El comunicado ha llegado con carácter urgente y ha supuesto una confirmación que muchos esperaban.
La Casa Real británica ha reconocido que tanto Carlos como la reina Camila han recibido numerosas críticas por su nivel de vida. Mientras el monarca defendía públicamente una política de austeridad, sus comportamientos personales han transmitido una imagen muy diferente. Buckingham ha asumido el error y ha anunciado que, a partir de ahora, los reyes serán más discretos en su día a día.

Este reconocimiento no ha pasado desapercibido para la opinión pública, que llevaba tiempo señalando una incoherencia evidente. Por un lado, Carlos III ha promovido la sostenibilidad y la moderación en los gastos oficiales, pero por otro, se le ha visto disfrutando de lujos que contrastan con su discurso. Esa contradicción ha terminado por erosionar su popularidad en un momento especialmente delicado para la Corona.
El rey Carlos III opta por la discreción este verano
Como ejemplo inmediato, el Palacio ha confirmado que el resto de las vacaciones de los soberanos se desarrollará en Balmoral o de manera estrictamente privada. Nada de viajes llamativos ni escapadas públicas que puedan ser interpretadas como excesos. Con este gesto, la institución pretende rebajar la tensión y mostrar un compromiso más real con la sobriedad que pregonan.
Las críticas han apuntado especialmente hacia Camila, cuyo estilo de vida ha generado titulares en la prensa británica y extranjera. La reina consorte, conocida por su gusto por determinadas comodidades, ha quedado en el punto de mira de los analistas y de la ciudadanía. Buckingham, consciente de ello, ha incluido a Camila de forma explícita en este giro hacia la discreción.
Buckingham Palace intenta frenar la caída en el apoyo al rey Carlos III
La estrategia de comunicación busca frenar una caída de apoyo que, según encuestas recientes, se ha acelerado en los últimos meses. El rey, que ascendió al trono tras la muerte de Isabel II, no ha logrado consolidar el respaldo unánime que tuvo su madre. De ahí que cada paso en falso, por pequeño que sea, se convierta en un motivo de debate y crítica.
Por ahora, el mensaje de Buckingham ha servido para calmar, al menos en parte, las especulaciones que circulaban sin freno. Sin embargo, el desafío para Carlos III no se limita a un comunicado, sino que deberá demostrar con hechos que su vida privada no contradice su discurso público. Y será en ese equilibrio donde el nuevo monarca británico se juegue buena parte de su legitimidad.