Quedan tres meses para que Juan Carlos I publique sus memorias. Hay nervios en el entorno de Zarzuela por lo que pueda contar. Felipe VI, y muy especialmente Letizia Ortiz, desearían que no vieran la luz pero les ha sido imposible impedirlo. Casa Real sabe perfectamente de los riesgos de un emérito que se ha convertido en un verso suelto y que está influenciado - como antaño - por ciertos personajes que quieren ganar poder e influencia.
Desde su partida a Abu Dabi en 2020, Juan Carlos ha pasado sus veranos en casa de Campos, una amistad forjada entre regatas y anécdotas del mar gallego. Pero el monarca emérito empieza a sentir que ha llegado el momento de formalizar una base propia, donde organizar sus estancias con autonomía y sin añadido, todo según indican fuentes próximas.
No se trata de un regreso oficial ni de recuperar la residencia fiscal. Su intención es práctica: disponer de un refugio discreto junto al mar, sin depender de otros, pero sin renunciar a su vida ordenada. Su entorno menciona Galicia y Portugal —especialmente Estoril o Cascais— como los lugares más cercanos a su corazón, por discreción, intimidad y conexiones personales.

La figura de Juan Carlos I se alza hoy como la de un monarca que, lejos del bullicio oficial, anhela tranquilidades más íntimas. Su última confidencia, pronunciada con la sinceridad que da la edad, no pasó desapercibida: “No quiero dar más guerra a Pedro”. Aquella frase condensó un deseo sencillo y honesto: ya no desea depender de su amigo Pedro Campos para que le hospede en Sanxenxo.
Un mensaje que también va dirigido a Pedro Sánchez
La petición de estas viviendas también sería una indirecta a Pedro Sánchez para que facilite las cosas. Una especie de tregua que, por otra parte, conviene a todas las partes. En cualquier caso, el Presidente español no se fía. Después de la querella a Miguel Ángel Revilla, las reacciones de Juan Carlos I no siguen un patrón lógico ni mucho van en la línea 'diplomática' que alguien de su rango debería seguir.
Hasta ahora no ha habido comentario oficial desde la Casa Real, algo que no sorprende dado que el exmonarca ya no forma parte de la agenda pública. Nadie ha negado ni confirmado los planes, que se mantienen en el ámbito privado. Sin embargo, varios medios destacan que Juan Carlos ya habría hecho consultas discretas y está decidido a dar este paso sin aspavientos.

Una vida tranquila, aunque sigue resentido porque cree que no tiene culpa de nada
Estos movimientos forman parte de una etapa más reposada en su vida. Tras abdicar y alejarse del foco mediático, sus días giran ahora en torno al deporte, los encuentros privados y un paisaje que reconforta. Sanxenxo sigue siendo su refugio sentimental, con regatas que evocan su pasado atlético, y amistades como la de Campos que aún sostienen su cotidianeidad.
Pero ahora parece decidido a tender un puente hacia una independencia emocional más estable, sin por ello traicionar su vínculo con Galicia ni con lo que representa para él ese mar Atlántico madrugador. No obstante, algunas fuentes como Pilar Eyre, indican que él sigue pensando que no ha hecho nada.
Está resentido porque cree que se le está tratando mal. De hecho, la inminente publicación de sus memorias obedece a su intención de lavar su imagen y reivindicar su papel. Especialmente en la Transición. ¿Contará la verdad del 23F? Probablemente no.