Dos mujeres en primer plano con la Sagrada Familia de Barcelona al fondo

Zasca de Pilar Eyre a Letizia Ortiz: 'Me entristeció...'

La periodista es una gran experta en la monarquía española tras muchos años de trayectoria profesional

La llegada de la Familia Real a Catalunya siempre se examina con lupa. Cada gesto, cada palabra y, por supuesto, cada estilismo, se convierte en objeto de un minucioso análisis que va más allá de la simple crónica social. A todo esto hay que sumar las habituales protestas por parte de entidades independentistas como la ANC (Assemblea Nacional Catalana).

En su última visita a Barcelona para presidir los Premios Princesa de Girona, un evento ya de por sí cargado de simbolismo, la imagen que proyectaron los Reyes y sus hijas no dejó a nadie indiferente. Lejos del colorido y la frescura que se esperan en una noche de julio a orillas del Mediterráneo, la estampa parecía sacada de otra estación, de otro contexto, y las preguntas no tardaron en surgir.

La decisión estilística generó un murmullo inmediato, pero ha sido una de las voces más autorizadas y veteranas de la prensa del corazón, la de Pilar Eyre, la que ha puesto palabras a ese sentimiento de extrañeza generalizado.

Una mujer de cabello rubio y blusa blanca con flores rojas está sentada frente a un micrófono en una habitación llena de libros y decoraciones, incluyendo una planta de poinsettia roja y un ramo de flores secas.
Pilar Eyre, experta en royals | Youtube: al aire de Pilar Eyre

Un vestuario que rompe con la tradición estival

La gala, celebrada en el emblemático Liceo de Barcelona, se encontró con una paleta de colores inusual para la ocasión. El Rey Felipe VI, la Reina Letizia y la Princesa Leonor optaron por un riguroso negro, mientras que la Infanta Sofía lucía un tono oscuro que apenas se desviaba de la tónica general.

La imagen, solemne y severa, contrastaba fuertemente con las altas temperaturas de la capital catalana, que superaban los treinta grados.

Esta elección no pasó desapercibida para nadie, especialmente para quienes siguen de cerca el armario de la Reina Letizia, conocida por su capacidad para adaptar su vestuario a cada ocasión. Verla tan abrigada en pleno verano, cuando en invierno no duda en lucir brazos descubiertos, fue la primera señal de que quizás nada era casual. La estampa familiar, unida sobre el escenario, recordaba más a un acto de luto que a la celebración del talento joven que representan los premios.

Borbones de Catalunya

La afilada pluma de Pilar Eyre: "¿Por qué de luto?"

La pregunta la lanzaba sin rodeos la cronista Pilar Eyre desde su columna en la revista Lecturas, convirtiendo una observación de moda en un profundo análisis político. "¿Por qué de luto?", se cuestionaba directamente. Para Eyre, la elección del negro no era una simple coincidencia, sino un mensaje deliberado, una declaración de intenciones en un territorio con el que la Corona mantiene una relación compleja y distante.

"Me entristeció la elección del negro para unas chicas jóvenes cuando la moda, el verano, las revistas están llenos de luz, colorido y alegre ambiente festivo", escribía la periodista, poniendo el foco en la Princesa Leonor y la Infanta Sofía. En su análisis, Eyre se pregunta si esa sobriedad no es un reflejo de que la Familia Real considera que "el ambiente no es tan festivo" en Catalunya.

Fiel a su máxima de que la Reina "no da puntada sin hilo", la conclusión de la escritora es contundente: el estilismo es un mensaje de distancia, una forma de comunicar que las heridas del procés siguen abiertas.

Una mujer con cabello rubio y chaqueta rosa aparece en primer plano mientras un hombre con traje azul y corbata está al fondo sobre un fondo negro.
Montaje en el que se ve a Pilar Eyre y Felipe VI | @CasaReal, Instagram, XCatalunya, @Pilareyreoficial

Muy diferente a otros tiempos, cuando reinaba Juan Carlos I

Para reforzar su argumento, Eyre contrapone esta imagen con la de la anterior generación de la Familia Real. Recuerda una época en la que la Reina Sofía compraba en los grandes almacenes de la Diagonal, la Infanta Cristina usaba el metro y el ahora Emérito paseaba por la ciudad con una naturalidad hoy impensable. Anécdotas que dibujan una relación con Barcelona mucho más cercana y relajada, que según la periodista, se ha perdido por completo.