En una ciudad donde las mañanas suelen comenzar con el bullicio de los transeúntes y el aroma a café recién hecho, una escena inusual captó la atención de algunos madrugadores en la Rambla Catalunya de Barcelona. A las 9:00 de la mañana, una de las tiendas más emblemáticas de la zona, Mango, abrió sus puertas exclusivamente para una clienta muy especial: la infanta Sofía.
Una compra con muchos privilegios
Según reveló la periodista Pilar Eyre, una amiga suya fue testigo de cómo la infanta salía de la tienda con varias bolsas en la mano, antes de que el establecimiento abriera oficialmente al público. Este gesto, que podría interpretarse como una medida de seguridad para proteger la privacidad de la joven, no ha pasado desapercibido en las redes sociales, donde ha generado un debate sobre los privilegios de la realeza.
La prenda adquirida, un mono rojo de la firma catalana, fue la elección deSofía para su reciente graduación en el UWC Atlantic College de Gales. La coincidencia de color con el atuendo de su madre, la reina Letizia, en el mismo evento, ha alimentado especulaciones sobre una posible competencia estilística entre madre e hija.

División de opiniones en redes sociales
Las redes sociales se han convertido en el epicentro de opiniones encontradas. Mientras algunos usuarios defienden la necesidad de garantizar la seguridad y privacidad de los miembros de la Familia Real, otros critican lo que consideran un uso excesivo de privilegios. Comentarios como "¿Por qué no puede comprar como cualquier otra persona?" o "Esto es un ejemplo más de la desconexión de la realeza con la realidad" reflejan el malestar de una parte de la ciudadanía.
No es la primera vez que se señala este tipo de comportamientos en la Casa Real. La propia reina Letizia ha sido objeto de críticas por prácticas similares, como cerrar tiendas para realizar compras privadas. Estas acciones, aunque justificadas por razones de seguridad, alimentan la percepción de una monarquía distante y privilegiada.
Una demostración de sus aires de superioridad
La visita de la infanta Sofía a la tienda Mango de Barcelona, aunque enmarcada en un contexto de seguridad y privacidad, ha reavivado el debate sobre los privilegios de la realeza en tiempos donde la transparencia y la cercanía con la ciudadanía son más valoradas que nunca. ¿Es este tipo de gestos una necesidad protocolaria o una muestra de desconexión con la realidad cotidiana?

Lo cierto es que cada movimiento de los miembros de la Familia Real está bajo el escrutinio público, y acciones como esta no hacen más que alimentar la controversia sobre el papel y los privilegios de la monarquía en la sociedad actual.