Sergio Ramos abrió la temporada veinte de El Hormiguero anoche. Conectó desde Monterrey, triunfando con Rayados, pero mirando micrófonos muy cerca. Dijo que la música no es capricho, sino propósito vital. Presentó “Cibeles” y prometió dieciocho temas preparados para lanzar pronto.
Pablo Motos preguntó cómo presentarlo, futbolista o cantante sin etiquetas. Ramos respondió tranquilo, dejando el balón botando, como buen sevillano. Dijo estar feliz en México, líder y físicamente muy bien. La entrevista cambió pronto de botas a auriculares, sin despeinarse.
Del césped al estudio, con ritmo y retranca
El camero detalló su rutina musical entre Sevilla y Madrid. Tiene estudios montados, familia cerca, y cero horas muertas ya. Aseguró que compaginará fútbol y música uno o dos años. Luego, adiós botas, hola giras, si Spotify quiere, claro, también. Ambición no falta, autotune dicen que tampoco, según Twitter últimamente.

Cibeles fue el otro gran personaje de la noche televisiva. Ramos explicó que es un himno sentimental al madridismo fiel. Nada de despecho, salvo con quienes desafinan en comentarios graciosos. Pablo leyó una estrofa dolida, buscando nombre propio detrás quizá. El sevillano insistió, el destinatario es la fuente, tranquilidad todos.
Grammy antes que Champions, y Twitter marca el compás
La frase del programa salió afinada y pegadiza, inevitable refrán. Me veo con un Grammy antes que con Champions entrenando. La red convirtió el estribillo en meme, como estaba cantado. Él lo asumió sonriente, porque ritmo tiene para rato todavía. Si cae Grammy, promesa de sevillanas en Cibeles incluida, seguro.

Entre bromas, defendió seriamente su proyecto, con productores experimentados cerca. Dice tener dieciocho temas listos, que no son freestyle casero. También colaboraciones pasadas, nombre por nombre, guiño de curriculum humilde. El objetivo suena claro, emocionar contando su historia musical propia. Aquí la rima fácil: menos tiki-taka, más tuki-tuki en bucle.
Las redes hicieron karaoke con la letra, faltaba el confeti. Hubo quien bromeó con rimas fáciles, otras rimas facilísimas ayer. Ramos contestó elegante, recordando que el amor también duele, a veces. Y que ninguna relación sincera se escribe sin alguna lágrima. Aquí el sarcasmo amable: afinemos antes de lanzar tomates virtuales.
Entre Motos, Bertín y el sevillano más melódico
Bertín tiró de oficio, Motos marcó tiempos televisivos perfectos ayer. Ramos alternó solemnidad y guasa, como buen cantaor debutante valiente. Hubo espacio para familia, estudios caseros y disciplina diaria férrea. También para guiños al vestuario, que seguirá escuchando maquetas pronto.
El sevillano insistió, su prioridad actual es la música seriamente. El fútbol es veneno noble, pero quiere otra adrenalina ahora. Prometió respeto al oficio, escenarios y letras trabajadas con tiempo. Si llegan pitos, llegarán; él seguirá afinando, faltaría más, oiga. Si llegan palmas, mejor; ritmo hay para varios bises largos.
Ramos con sonrisa, sin perder el compás propio
El estreno dejó titulares, risas y un estribillo ubicuo pegajoso. Ramos quiere cantar su vida, con versos y percusión propios. La cancha le espera todavía, y Netflix seguramente también mañana. Mientras tanto, que siga la broma, pero con oído fino. Porque el meme pasa rápido, y la canción, quizá, queda.
Si alguna duda queda, el tiempo ajustará la mezcla final. Él pondrá trabajo serio, y el público, su veredicto sincero. Los memes son gratis, los aplausos cuestan horas de ensayo. En Monterrey seguirá sumando, entre conciertos y contragolpes posibles mañana. Y cuando suene fuerte, bailaremos; con respeto, y sonrisa puesta.