Cada verano, el palacio de Marivent en Palma de Mallorca se convierte en el epicentro de la vida social y mediática de la realeza española. Los posados, las recepciones y las salidas náuticas dibujan una estampa idílica que, sin embargo, oculta una realidad cada vez más evidente.
Los muros del palacio son testigos silenciosos de una distancia que ya no se puede disimular. Las sonrisas forzadas y los gestos medidos en público contrastan con la vida que los reyes Felipe y Letizia llevan puertas adentro, un secreto a voces que este año se ha materializado de la forma más clara posible.
Lo que durante meses han afirmado cronistas especializados como Pilar Eyre o Jaime Peñafiel, describiendo el matrimonio como un mero "equipo de trabajo", parece encontrar su confirmación definitiva en la distribución de los aposentos reales durante la estancia estival. El distanciamiento ya no es solo emocional, sino también físico.

Vidas paralelas bajo el sol de Mallorca
La noticia ha comenzado a circular desde el propio personal que trabaja en el complejo balear: los Reyes no comparten techo en Marivent. Según estas informaciones, Felipe se ha instalado en el edificio principal del palacio, el mismo que otros años ha ocupado su madre, la Reina Sofía. Mientras tanto, la Reina Letizia ha optado por refugiarse en Son Vent, una masía independiente situada dentro del mismo recinto, junto a sus hijas, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía.
Esta separación física no es casual. Responde al deseo de la Reina de mantener su propio espacio y agenda, lejos de la rigidez protocolaria y de la convivencia con su suegra. "La señora tiene otra vida, sus amigos, no están juntos", comentan fuentes cercanas al entorno de palacio.
En Son Vent, una construcción de más de 600 metros cuadrados que fue cedida al entonces Príncipe en 1992, Letizia encuentra la privacidad necesaria para gestionar sus compromisos y su tiempo personal, saliendo únicamente para los actos oficiales ineludibles.

Estas salidas, como las visitas a mercadillos locales o la clausura de algún festival, se perciben más como una obligación contractual con la isla que como un disfrute vacacional.
Un "equipo de trabajo" en pleno verano
Este modus operandi en Mallorca no es más que el reflejo de la dinámica que la pareja mantendría durante el resto del año en Madrid. Desde que sus hijas no residen de forma permanente en el Pabellón del Príncipe por sus respectivas formaciones, se ha consolidado una separación de facto en la Zarzuela. Mientras Letizia permanece en la que fue la residencia familiar, el Rey se habría trasladado a otras estancias del complejo, más cercanas a los aposentos de la Reina Emérita.
La incomodidad de la Reina Letizia en Mallorca es notoria y viene de lejos. Nunca se ha sentido a gusto con el "paripé" veraniego, una escenificación que considera artificial y forzada.

Por ello, la reciente noticia sobre la posible intención del Gobierno Balear de recuperar el Palacio de Marivent para uso público podría suponer un alivio para ella. Librarse de esta cita anual obligada sería, sin duda, una buena noticia en medio de la tensión.
Según expertos en Casa Real, como la youtuber Laura Rodríguez, la separación es total. Incluso ambos tendrían amantes. Una especie de acuerdo para guardar las formas. Uno de esos supuestos amantes, Jaime del Burgo, ex de Erika Ortiz, hermana de Letizia, se lo contó todo a Jaime Peñafiel.