Letizia con chaqueta azul aparece en primer plano frente al palacio de Marivent cubierto de enredaderas, con un grupo de personas caminando en el fondo y un icono de signo de interrogación amarillo en la esquina superior derecha.

El problema de la reina Letizia tras abandonar el palacio de Marivent en pleno verano

La salida de Letizia del palacio de Marivent reaviva dudas sobre la gestión institucional durante las vacaciones reales

El verano siempre trae consigo movimientos importantes en la agenda de los reyes de España, y este año no ha sido la excepción. La reina Letizia ha abandonado recientemente el palacio de Marivent, poniendo sobre la mesa una cuestión que va más allá de las simples vacaciones. Lo cierto es que esta decisión ha generado un debate que afecta a la organización institucional y a la propia imagen de la Casa Real.

Desde hace años, la Casa Real mantiene que el destino de sus desplazamientos oficiosos debe mantenerse en secreto, reservando esos datos para el Ejecutivo. Esta práctica, aunque habitual, ha suscitado numerosas preguntas y críticas, especialmente sobre quién asume la jefatura del Estado cuando el rey y su familia se ausentan fuera del territorio nacional. La Constitución española contempla ciertas circunstancias para activar la regencia, pero no regula con precisión estos casos estivales.

Cinco personas posan juntas al aire libre vestidas con ropa elegante y veraniega rodeadas de árboles y luz natural
La Familia Real en Marivent al inicio de su estancia oficial en Mallorca | Instagram, @casareal.es

Según la Constitución, la regencia recae primero en la princesa de Asturias, siempre que sea mayor de edad, y actualmente lo es. Pero la cuestión se complica si la heredera tampoco está disponible, algo que sucede cuando la familia real decide viajar junta. En ese escenario, la regencia pasaría a la infanta Sofía y, de no estar ella, a doña Sofía, aunque la Constitución no les reconoce ese papel.

La reina Letizia abandona Marivent en pleno vacío legal sobre las ausencias reales

María José Gómez y Verdú, experta en protocolo, ha señalado que España no cuenta con un sistema formal para suplir al monarca durante ausencias temporales, salvo incapacidad o minoría de edad. A diferencia de otras monarquías europeas, como la danesa o la británica, donde existen mecanismos claros y figuras designadas para estos casos, el sistema español se encuentra en un limbo jurídico. Esta falta de regulación genera incertidumbre y abre la puerta a interpretaciones confusas sobre el mando institucional.

Felipe VI, la reina Letizia, la princesa Leonor, la infanta Sofía y la reina Sofía posan al aire libre con ropa elegante y colorida en un entorno ajardinado
Después de abandonar Marivent, inician sus vacaciones oficiosas | Europa Press

Por otro lado, la falta de transparencia sobre los destinos vacacionales oficiales y oficiosos no solo afecta al control público, sino también a la percepción ciudadana. En otras monarquías europeas se informa con más claridad sobre los descansos reales, lo que refuerza la imagen de orden institucional. En España, la discreción sobre estos viajes se ha convertido en foco de críticas recurrentes, especialmente en un contexto en el que la confianza pública es clave para la monarquía.

La partida de la reina Letizia de Marivent reaviva la necesidad de regular la regencia y aumentar la transparencia

La experta Gómez y Verdú destaca que esta opacidad puede erosionar la confianza, a pesar de que el apoyo al monarca sigue siendo alto. La necesidad de activar la regencia cuando Felipe está ausente implica que alguien debe ejercer funciones constitucionales, como firmar leyes o asistir a actos. Sin embargo, al no estar debidamente regulado, este mecanismo puede parecer poco claro o incluso banalizado si se usa para cubrir simples vacaciones, lo que alimenta el descontento y la controversia.

En definitiva, el abandono de Marivent por parte de Letizia y Felipe no es solo una cuestión de agenda personal, sino un problema estructural que la Constitución española no ha resuelto. Esta ausencia simultánea de los miembros principales de la Casa Real demanda una regulación más precisa y una mayor transparencia para que la ciudadanía. El debate está abierto y la Casa Real deberá afrontarlo para preservar su legitimidad en un momento de alta demanda de claridad institucional.