Cada día se ha hecho más común compartir imágenes instantáneas de las vacaciones y los buenos momentos en las redes sociales. Una costumbre que las celebridades han adoptado como parte de una estrategia para mantener encantados a sus seguidores. Sin embargo, la realeza, parece no compartir esas mismas aficiones y la discreción es casi una regla no escrita.
Kate Middleton y el príncipe Guillermo son expertos en desaparecer del centro mediático en verano. Lejos de los focos y de la agenda oficial, los príncipes de Gales se esfuman de la escena pública cada agosto y este año no ha sido diferente. Aunque los rumores apuntan a que Guillermo no pudo mantener el secreto y su imagen discreta.

Una aparición inesperada
La escena ocurrió en la bahía de Mavrouna, Grecia. Allí, Penélope Likoudi, una exfuncionaria del Ministerio de Defensa heleno, nadaba tranquilamente cuando un lujoso yate captó su atención. La presencia de una familia en la cubierta la llevó a pensar que no se trataba de turistas comunes.
“Kate estaba de pie en el nivel superior con Charlotte y Louis. Llevaba un vestido cruzado oscuro”, relató Likoudi al Daily Mail. A unos 30 metros del barco, también alcanzó a ver a una mujer mayor, posiblemente Carole Middleton.
La embarcación, según describió, era el Almax, un yate valorado en 40 millones de libras. Diseñado por la firma italiana San Lorenzo, ofrece cuatro camarotes dobles con baño en suite, ideales para escapadas familiares.

La familia real y su 'gran escape'
Este tipo de embarcaciones otorgan lujo y privacidad y eso es justo lo que Kate y Guillermo buscan cada verano. En el Almax, lejos de cámaras y periodistas, la pareja disfruta del mar con sus hijos. Y, al parecer, se confirmaría que también con los padres de la princesa.
Aunque no hay registros oficiales del viaje, los detalles coinciden con la reputación del matrimonio: reservado y familiar y preocupado por el medio ambiente. De hecho, el yate es descrito como un hito en la navegación sostenible, lo que encaja con la imagen que ambos proyectan.
Años atrás, unas fotos de sus vacaciones en alta mar dieron la vuelta al mundo. Desde entonces, las medidas de seguridad y privacidad se han reforzado. Pero como demuestra este caso, no siempre es posible mantenerse en el anonimato absoluto.

El verano que Buckingham no puede esconder
Por más que la familia real británica intente mantener ciertos momentos bajo llave, algunas historias se filtran. Y este avistamiento en el mar griego ya ha dado la vuelta al mundo.
No es un escándalo, ni un acto oficial. Es solo una postal íntima de la vida real. Pero tratándose del príncipe Guillermo, hasta un chapuzón en familia puede desatar titulares.