Desde hace unos días, circula con fuerza entre seguidores de la gastronomía catalana un relato cargado de emotividad. Raül Balam, chef al frente de Moments con su madre, Carme Ruscalleda, revive una receta casera que se ha convertido en sensación este verano. Pero el interés no es solo por el dulce, sino que es un guiño a sus orígenes, la relación madre‑hijo y a la alta cocina con raíces familiares.
El postre que evoca la infancia compartida
En una reciente cobertura gastronómica, se describe un pastel de chocolate y nueces, sencillo de elaborar. Carme Ruscalleda se lo preparaba a Raül los viernes al volver del internado en la Garrotxa. El chef rememora cómo se tumbaba frente al televisor en la tienda familiar y picoteaba trocitos que le llevaban a la boca: “Aquello era la felicidad”.
Ese recuerdo íntimo ha sido recuperado como un signo de identidad emocional y respeto por las raíces. Ahora Raül lo prepara con orgullo, y la receta se difunde entre aficionados como el postre que cautiva incluso a quienes dominan dos estrellas Michelin.

La repercusión del plato en redes y el legado dulce de Carme
La receta se viralizó por una publicación en redes que afirmó: “Un rico dulce, de fácil elaboración, y que su madre, Carme Ruscalleda, le hacía varias veces al salir del colegio”. Crónica Global publicó la historia el 28 de julio de 2025, destacando la sencillez del bizcocho y su impacto en Cataluña, especialmente en comunidades gastronómicas. Desde perfiles culinarios locales hasta foros de cocina tradicional, muchos recuperaron la receta, motivando preguntas como “¿la cocina de los grandes chefs también se nutre de recetas caseras?”.
La repercusión combinó nostalgia, autenticidad y pasión por la tradición. Carme Ruscalleda, con siete estrellas Michelin acumuladas, ha defendido siempre una cocina catalana moderna, elegante y próxima a lo emocional.
Invirtió su infancia en una tienda de productos locales y luego creó el legendario Sant Pau, que llegó a tres estrellas, y posteriormente Moments, que dirige ahora con su hijo Raül. Incluso en alta cocina, los postres tienen su espacio narrativo. En Moments, los pequeños dulces cierran el menú como parte de un relato personal y estético, muy presente en la filosofía familiar de presentar producto, forma y emoción con coherencia.

Del recuerdo infantil a la figura pública
Raül Balam no solo dirige con criterio y originalidad; también aporta la memoria afectiva al restaurante de lujo. Su historia personal incluye una lucha abierta contra la adicción, cuya recuperación marcó un antes y un después en su creatividad culinaria. En su autobiografía Enganchado explica cómo hace una década marcó un cambio definitivo: “Yo pensaba que era un vicioso... pero estaba enfermo”.
Hoy afirma que la cocina emocional y los vínculos familiares son parte esencial de su discurso, y este pastel de chocolate no es solo una receta. También es un símbolo de recuperación, cariño y una conexión con su madre que sigue inspirándole en cada menú.
Este postre, simple, pero significativo, propone un doble viaje: uno hacia las emociones compartidas con la madre, y otro hacia una reinterpretación moderna de la alta cocina con corazón. En un mundo donde los grandes menús acaparan titulares, este dulce nos recuerda la fuerza de lo inmediato y lo personal. Este pastel de chocolate y nueces ha abierto una ventana directa a la memoria... y deja claro que la grandeza también puede empezar por lo más simple.