La elección estilística de la infanta Sofía en su reciente visita a Cataluña no ha pasado desapercibida. La periodista Pilar Eyre, experta en la familia Borbón, ha expresado una impresión que muchos han compartido tras ver las imágenes del acto. Su reflexión ha abierto un pequeño, pero significativo debate en torno a la imagen pública de la familia real y los mensajes que transmite.
Eyre, que lleva décadas analizando los gestos, silencios y detalles de la Casa Real, ha señalado que la infanta es “una chica muy joven para ir de negro”. La frase no ha sido una crítica feroz, sino una observación que combina la experiencia con cierta preocupación estética. Ha llamado la atención por lo que implica: una lectura de fondo sobre el lenguaje no verbal en los actos públicos de los Borbones.

La aparición de la infanta con un vestido oscuro ha contrastado con el contexto veraniego, el entorno natural de Girona y la expectativa de verla con un aire más fresco. Tanto su hermana Leonor como sus padres, el rey Felipe y la reina Letizia, también han optado por tonos oscuros. La imagen de los cuatro vestidos de negro al pie de la escalinata del Liceu ha sido tan solemne como inesperada.
La elección de la infanta Sofía, en el punto de mira de Pilar Eyre
La visita de la familia real incluía la entrega de los Premios Princesa de Girona, pero también actividades más relajadas, como un recorrido por el pueblo de Sant Martí Vell. Allí han visitado la fundación Elsa Peretti, una figura que, aunque relevante en el mundo del diseño, resulta ajena para buena parte de la ciudadanía. Las imágenes de Sofía caminando en silencio, flanqueada por adultos, han reforzado esa sensación de formalidad excesiva para su edad.

Eyre ha aprovechado este contexto para plantear una pregunta legítima: ¿por qué de luto? Ha recordado, además, que Sofía tiene apenas 17 años y que la moda es una forma de comunicación. En ese sentido, ha expresado que el negro, con su carga simbólica, quizá no sea el color que mejor exprese el momento vital de la infanta.
Pilar Eyre analiza la imagen de la infanta Sofía y el protocolo real
Tampoco ha faltado el toque irónico habitual en la cronista, quien ha apuntado que mientras en invierno Letizia lleva vestidos sin mangas, ahora, con 30 grados, iba abrigada. La contradicción ha servido para subrayar la rigidez con la que se preparan muchas de estas apariciones públicas. Y es esa rigidez, precisamente, lo que Eyre ha puesto en cuestión con su comentario.
Lo que parecía un detalle menor, el color del vestido de Sofía, ha derivado en un análisis más amplio sobre los códigos de la realeza. Eyre no ha cuestionado a la infanta, sino el marco en el que se desenvuelve. Ha defendido, en suma, que juventud y protocolo no tienen por qué estar reñidos con una imagen más alegre, más libre y, sobre todo, más contemporánea.