Dos mujeres mayores con expresiones serias y un emoji rojo de cara pensativa con signo de interrogación en el centro

Opinión clara de los médicos sobre Irene de Grecia: Por eso la Reina Sofía actuó así

La hermana de la reina emérita ha tenido un grave deterioro de salud en los últimos años

La Reina Emérita ha antepuesto el cuidado de su hermana a la tradición, protagonizando una llegada a Mallorca marcada por la incertidumbre y una decisión final que revela la compleja balanza entre el deber y la devoción familiar.

El verano en Marivent tiene sus propios códigos y tradiciones, y uno de ellos es la puntual llegada de la Reina Sofía como anfitriona estival de la familia. Sin embargo, este año, las puertas del palacio mallorquín permanecieron más tiempo cerradas para ella.

Su ausencia inicial, mientras el resto de la Familia Real ya se instalaba en la isla, desató una ola de preguntas y especulaciones que apuntaban a una única y poderosa razón: la delicada salud de su hermana, la Princesa Irene. La procesión, como se suele decir, iba por dentro. Doña Sofía se enfrentaba a una de las decisiones más difíciles: cumplir con la Corona o permanecer al lado de su pilar fundamental.

Dos mujeres mayores sonrientes con un emoji de preocupación en el centro sobre un fondo al aire libre.
Empeora la salud de Irene de Grecia | Twemoji, XCatalunya, Mujer Hoy

El dilema de Sofía: entre la devoción y el deber

La realidad es que la Reina Sofía no tenía previsto viajar a Mallorca. Su mente y su corazón estaban en Madrid, en el Palacio de la Zarzuela, donde su hermana Irene, su inseparable "tía Pecu", atraviesa un momento de salud sumamente frágil.

Durante los últimos meses, el estado de la Princesa Irene, que padece un deterioro cognitivo, se ha convertido en la máxima prioridad para la emérita. Se ha transformado en su cuidadora principal, la guardiana de sus rutinas y la supervisora constante de su bienestar.

Fue necesaria una intervención directa para que la Reina reconsiderara su postura. Según informamos en XCatalunya, fue su propio hijo, el Rey Felipe VI, quien tuvo que pedirle personalmente que viajara a la isla, aunque solo fuera por un tiempo récord. La petición del monarca no era un capricho, sino una cuestión de Estado.

Cinco personas posan al aire libre frente a una pared cubierta de vegetación, todas vestidas con ropa veraniega y elegante.
El posado oficial de 2025 en el Palacio de Marivent | Casa Real

La tradicional recepción a las autoridades y a la sociedad balear es un acto institucional de gran calado, y la imagen de unidad familiar es un activo que la Corona no puede permitirse el lujo de no proyectar. Ante la solicitud de su hijo, Doña Sofía, como ha hecho durante toda su vida, antepuso el deber y voló a Palma para una estancia de apenas 48 horas. Una visita relámpago que ha sido criticada por Pilar Eyre. Considera que la ciudadanía hubiera entendido perfectamente su ausencia.

El veredicto médico que lo cambió todo

La decisión de los médicos fue el detonante de toda esta situación. Tal y como confirmó la periodista Mariángel Alcázar, los especialistas que atienden a la Princesa Irene fueron tajantes: desaconsejaron por completo su viaje a Mallorca. Su estado, aunque descrito como "estable", tiene días mejores y peores, y someterla al trasiego de un viaje no era una opción viable. Se encuentra en Madrid, sometiéndose a continuas pruebas médicas para monitorizar de cerca su evolución.

Este veredicto médico supuso un cambio radical en los planes de la emérita, que cada año comparte su refugio mallorquín con su hermana. Irene no es solo su hermana; ha sido su confidente, su sombra y su mayor apoyo en los momentos más convulsos de su vida institucional y personal. Ante la imposibilidad de que Irene la acompañara, Sofía decidió, en un acto de pura lealtad, quedarse con ella.

Una mujer sonriente con cabello corto y ondulado frente a un fondo rojo.
Irene de Grecia cuando era joven | Casa Real

Un apoyo familiar visible en Marivent

A su llegada a la recepción, Doña Sofía exhibió la sonrisa serena que la caracteriza, pero su mirada no podía ocultar la preocupación. Conscientes de la difícil tesitura, el resto de la familia se volcó con ella. Las imágenes dejaron constancia de la cercanía y el cariño de la Reina Letizia, pero sobre todo de sus nietas, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía.

Ambas se mantuvieron pegadas a su abuela, ofreciéndole un apoyo silencioso y cómplice que se ha hecho cada vez más visible en los últimos años, demostrando la sólida conexión que también tienen con su tía abuela. Una imagen que algunos han tachado de aparente e impostada. Se sabe que las relaciones son frías desde hace años, especialmente por culpa de la Reina Letizia.