Mujer con expresión seria en primer plano frente a un edificio cubierto de hiedra y una sirena de emergencia roja en la esquina superior izquierda

El nombre del perro de los Reyes: ¿Hará Letizia Ortiz lo mismo que con uno anterior?

El polémico historial de la Reina con las mascotas de Zarzuela.

En la monarquía, cada gesto es un mensaje. Cada palabra, cada atuendo y, como se ha demostrado recientemente, hasta el nombre de una mascota, pueden convertirse en un asunto de Estado o, como mínimo, en la comidilla de todo un país.

La relación de la Casa Real con Catalunya siempre ha sido un terreno delicado, lleno de intentos de acercamiento que a menudo han resultado insuficientes o, peor aún, torpes. En este complejo tablero de ajedrez, un nuevo protagonista de cuatro patas ha entrado en escena, y su nombre ha reabierto viejas heridas y polémicos debates sobre la vida íntima en el Palacio de la Zarzuela, poniendo el foco, una vez más, en la Reina Letizia y su controvertido historial con los animales de la familia.

Jan, un inesperado guiño catalán en palacio

La primera vez que el público conoció a Jan fue en un momento cargado de emoción familiar: la despedida de la Infanta Sofía antes de partir hacia el UWC Atlantic College de Gales. En las imágenes distribuidas por la propia Casa Real, se veía a la infanta agachada, despidiéndose cariñosamente de un precioso labrador negro.

Dos chicas jóvenes sonríen al aire libre con un icono de cámara roja en el centro de la imagen
Infanta Sofía y princesa Leonor fotografiadas | Lecturas, XCatalunya, UPDIDO

La revista ¡Hola!, con su habitual acceso a fuentes de palacio, describió la escena como un "entrañable" adiós, pero fue el nombre del can lo que encendió todas las alarmas: Jan.

No es un nombre cualquiera. Jan es la abreviatura catalana de Joan, un detalle que no pasó desapercibido para nadie. Resulta, cuanto menos, irónico que en una familia cuyos herederos directos y sobrinos —incluidos los cuatro hijos de la Infanta Cristina, nacidos y criados en Barcelona— no llevan ningún nombre catalán, sea precisamente el perro el que reciba tal honor.

Este gesto ha sido interpretado de dos maneras opuestas: como un pequeño pero calculado guiño para tender puentes con Catalunya o, como sugieren las voces más críticas, como una muestra de "mala leche" por parte de Zarzuela, relegando un nombre catalán a una mascota y no a una persona en la línea de sucesión.

Una joven sonriente frente a un edificio de ladrillo con una bandera en el techo.
Montaje con una imagen de la Infanra Sofía con el Palacio de la Zarzuela de fondo | Casa Real, XCatalunya

La sombra de Sara y el triste final de Puskin

La pregunta que flota en el aire es si Jan correrá mejor suerte que sus predecesores. Y es que la aparición de este nuevo perro ha traído a la memoria el caso de Sara, otra labradora que Felipe VI y Doña Letizia regalaron a la Princesa Leonor por su Primera Comunión en 2015.

Según se ha publicado en diversos medios, la alegría por la llegada de Sara duró poco en el Pabellón del Príncipe. Se dice que la Reina Letizia, a quien se le atribuye una notable aversión por los animales dentro de casa, ordenó que la perra no viviera en la residencia familiar. Desde entonces, Sara pasaría sus días en las instalaciones de la Guardia Civil dentro del complejo de Zarzuela, lejos del núcleo familiar.

Pero el historial no termina ahí. Periodistas especializados en la Casa Real, como Jaime Peñafiel, han relatado una historia aún más desoladora: la de Puskin, el schnauzer que era el compañero inseparable del entonces Príncipe Felipe. Según Peñafiel, el perro dormía en la habitación del heredero hasta la llegada de Letizia Ortiz a su vida.

Hombre mayor pensativo en primer plano con una flecha rosa señalando hacia un círculo que contiene la imagen de una mujer elegante con pendientes largos
Montaje en el que aparece Letizia Ortiz, Jaime Peñafiel y una flecha de color rosa | Telecinco, Casa Real, XCatalunya

La nueva Princesa de Asturias no habría tolerado la presencia del animal en sus aposentos, por lo que Puskin fue desterrado a vivir en el exterior. Incluso se llegó a decir que lo habían abandonado en el monte. 

Declaraciones oficiales y un silencio calculado

Frente a estas polémicas, la Casa Real mantiene, como es costumbre, un silencio absoluto. La estrategia parece ser la de presentar una imagen idílica y familiar, como la de Sofía despidiéndose de Jan, sin entrar a desmentir o confirmar las informaciones que dibujan un retrato mucho menos amable de la Reina.

Mientras que el Rey Felipe y sus hermanas crecieron rodeados de perros como Pinqui, Balú o Arky, demostrando una tradición de amor por los animales en la familia Borbón, el ambiente en el hogar de los actuales monarcas parece ser muy diferente.