La chispa entre Lluc Crusellas y Martina Puigvert nació de una forma encantadoramente sencilla. Lejos de cenas ostentosas, su primera cita fue modesta, auténtica y, sobre todo, muy catalana. Esa anécdota ha salido a la luz a través de entrevistas a la chef de Les Cols y al maestro chocolatero, revelando cómo pequeños gestos pueden provocar grandes historias.
Pan congelado con tomate que conquistó un corazón
Según contaron en el programa El Suplement de Catalunya Ràdio, la pareja quedó en la Vall de Bianya. Allí, sin grandes pretensiones, compartieron un “pa de pagès congelat amb tomàquet” acompañado de embutido ecológico de la Garrotxa. Esa sencillez les unió, elevando lo humilde a algo memorable, un momento que hoy recuerdan con una sonrisa.
El relato conecta con la trayectoria de ambos: ella, reconocida con el premio Joven Chef 2024 de la Guía Michelin, él, galardonado internacionalmente como mejor maestro chocolatero del mundo. Dos profesionales enraizados en la exquisitez, pero que eligieron lo cotidiano para iniciar una aventura juntos.

Conexión profesional y personal en el mundo culinario
El encuentro entre Martina y Lluc no fue casual. Ambos forman parte del selecto grupo de chefs y gastronomía de TV3. Él, colaborando con ‘Tot es Mou’; ella, también presente. Coincidieron varias veces en programas, y esa familiaridad abrió la puerta a algo más. Como la propia Martina confesó en una entrevista en ElNacional.cat: “Sabían el uno del otro, pero cuando coincidieron, coincidieron de verdad".
Sus agendas laboriosas no han sido obstáculo. En el audio viral de Catalunya Ràdio detallaron que, por turnos, pasan tiempo juntos y deciden dónde dormir “sobre la marxa”. Esa libertad y complicidad fortalecen una relación basada en la espontaneidad, nada pretenciosa.
Apoyos y curiosidad gastronómica
En Instagram, ambos han compartido momentos cotidianos: desde fotos de la calçotada familiar bajo el sol primaveral hasta breves clips donde se les ve cómplices entre fogones. Los seguidores no han tardado en comentar su química natural. Una publicación en la cuenta de Catalunya Ràdio lo resumía así: “Descobreix com la cuina uneix a Martina i Lluc, una parella que sabrà…”, generando más de 300 “likes”. El público respira esa delicadeza y camaradería entre ambos.

El valor de lo esencial en un mundo gourmet
Lo sorprendente de su historia es cómo trasciende la exhibición culinaria. Aunque son profesionales de primer nivel, han apostado por un momento humilde que les define: el pan con tomate. Esa imagen conecta con su filosofía. Martina defiende la cocina de proximidad, de temporada, ligada a la tierra de Olot. Él, especializado en chocolate de autor, también busca autenticidad.
Su primera cita no fue un evento mediático. Fue vida real: un instante compartido, ecológico, sencillo, que desembocó en una relación profunda. Más allá de la anécdota, su unión abre expectativas: amor, respeto profesional y muchas ganas de cocinar.