La formación militar de la princesa Leonor se ha convertido en un auténtico maratón para la heredera y para el dispositivo de seguridad que la acompaña. Tras su paso por la Academia General Militar de Zaragoza, su estancia en la Academia Naval de Marín y el periodo de prácticas a bordo del buque-escuela Juan Sebastián Elcano, la princesa afronta ahora un nuevo reto: su formación en la Academia General del Aire y el Espacio en San Javier, Murcia.
Un itinerario militar que no da tregua
La princesa, que actualmente se encuentra completando su segunda fase de instrucción militar, pronto iniciará su formación en el ámbito aéreo. Este proceso forma parte del plan diseñado para preparar a la futura jefa suprema de las Fuerzas Armadas. Las imágenes de Leonor embarcada en la fragata Blas de Lezo, participando en ejercicios como el Sinkex 25, muestran a una joven heredera entregada a su compromiso institucional.
Los agentes encargados de la seguridad de la princesa han manifestado su agotamiento por las duras condiciones que implica acompañarla. Según fuentes próximas al entorno de la Casa Real, recogidas por Monarquía Confidencial, los escoltas viven una “situación límite”, marcada por la presión mediática, las largas estancias lejos de sus hogares y un nivel de exigencia que no deja espacio para el descanso.

San Javier, un nuevo desafío para la seguridad
Con la próxima etapa en la Academia de San Javier, el reto de los escoltas se intensificará. En Murcia, el entorno menos controlado y la mayor exposición de Leonor complicarán aún más su trabajo. Las prácticas aéreas y el acceso a instalaciones abiertas aumentarán los riesgos y la necesidad de una vigilancia extrema.
La Casa Real es consciente del desgaste que atraviesa el equipo de seguridad y analiza posibles soluciones. Entre ellas, se contempla la reorganización del operativo con perfiles especializados en el ámbito aéreo y con experiencia en entornos militares abiertos.

La prioridad es la seguridad de la heredera
A pesar de las dificultades, el Estado mantiene como prioridad absoluta la seguridad de la princesa. Desde el entorno de la Casa Real se insiste en que cualquier fallo derivado de la fatiga de los escoltas sería inaceptable: “Lo que no se puede permitir es que un fallo por cansancio o saturación comprometa la seguridad de la princesa”.
De ahí que la opción de renovar al equipo no sea solo una posibilidad, sino una necesidad operativa, como reconocen fuentes consultadas.
El cambio en el dispositivo
La decisión final, que se anunciará en las próximas semanas, parece orientada a un relevo parcial del equipo de escoltas de Leonor, acompañado de una revisión de los protocolos de actuación para garantizar que la heredera continúe su formación militar sin que ello suponga un riesgo añadido.
Con su próximo destino en San Javier, la princesa se enfrenta a uno de los tramos más complejos de su formación, y el dispositivo de seguridad deberá adaptarse al mismo ritmo para protegerla en esta nueva etapa.