La tortilla de patatas es uno de los platos más icónicos y queridos de la gastronomía española. Durante siglos ha formado parte de los menús de casas, bares y restaurantes en todo el país. Ya sea como tapa, en bocadillo o como plato único, su popularidad no ha decaído, pese a la creencia de que se trata de un alimento calórico que conviene evitar en dietas de control de peso.
Magda Carlas desmonta mitos sobre la tortilla de patatas
La doctora Magda Carlas, médica y nutricionista, ha explicado en RAC1 que la tortilla de patatas no debe verse como un enemigo de la salud. Según detalla, “contiene proteínas de alta calidad, hidratos de carbono, fibra y vitaminas”. Además, indica que cien gramos de tortilla pueden aportar entre 250 y 300 kilocalorías.
Carlas subraya el valor de la patata como base de este plato. “La patata frita supera las 300 kilocalorías por cada cien gramos, pero si se consume hervida o al vapor apenas alcanza las 80”, señala. Además, al consumirse en frío, la patata tiene un efecto metabólico diferente, más favorable para el organismo.

La receta ligera: el truco de la patata asada
Para preparar una tortilla más saludable, la doctora recomienda un sencillo cambio: utilizar patatas asadas con piel en lugar de fritas. Así se conserva el sabor del tubérculo, pero se reduce drásticamente la cantidad de grasa. El resultado es un plato mucho más ligero y fácil de digerir, ideal para quienes buscan cuidar su alimentación sin renunciar al sabor tradicional de la tortilla.
La receta que propone Carlas es sencilla y al alcance de cualquiera. Para cada comensal, sugiere emplear dos huevos y una patata mediana. Si se desea añadir cebolla, lo ideal es usar una para toda la tortilla. El aceite debe emplearse en la menor cantidad posible, solo para cuajar la mezcla en la sartén.

Un plato apto para casi todos
La doctora recalca que, con estas pequeñas modificaciones, la tortilla de patatas se convierte en un alimento apto para la mayoría de las personas. La versión “light” es una alternativa perfecta para quienes necesitan vigilar su ingesta de grasas o simplemente quieren una opción más ligera en su dieta. Y lo mejor: el resultado es igual de sabroso.
Carlas insiste en que el objetivo no es eliminar la tortilla de nuestras mesas. La clave está en adaptar ciertos aspectos de su preparación para hacerla más saludable. Cambiar el tipo de cocción de la patata, controlar el uso del aceite y moderar el uso de sal son gestos que marcan la diferencia y permiten disfrutar del plato con más frecuencia.
Un ejemplo de cocina sana y sabrosa
La tortilla de patatas “light” que propone la doctora demuestra que es posible disfrutar de la cocina de siempre de una forma más saludable. No hace falta renunciar al placer de una buena tortilla: basta con pequeños cambios en la forma de cocinarla. De este modo, la tortilla seguirá siendo ese plato indispensable en nuestra gastronomía, pero adaptado a los tiempos y a las necesidades actuales.