La vida en la realeza no siempre es sinónimo de salud ni bienestar. Camilla Parker Bowles, la esposa del rey Carlos III, ha protagonizado recientemente uno de los episodios más delicados de su vida. Una infección de pecho, que en principio parecía menor, la llevó al hospital. Pero detrás de ese susto se esconde una historia más oscura.
Sus hábitos, poco saludables para cualquier persona, se vuelven aún más preocupantes teniendo en cuenta que Camilla ya ha cumplido 77 años. Lejos de cuidarse, su estilo de vida ha puesto en alerta a sus médicos, a su familia… y ahora también a la opinión pública.
Vino y cigarrillos: su rutina diaria
Fuentes cercanas a la Casa Real británica han confirmado que Camilla bebe vino tinto todos los días y fuma con frecuencia. Esta combinación, sumada al estrés constante de su papel institucional, ha deteriorado su salud de forma progresiva.

La infección pulmonar que sufrió en los últimos meses pudo haberse evitado con unos hábitos más saludables. Pero lo más inquietante es que, pese a haber sido ingresada en el hospital, Camilla no está dispuesta a cambiar. Para ella, fumar y beber son parte de su identidad desde que era joven.
La Reina que se niega a escuchar
Carlos III, Tom Parker Bowles y otros miembros de su entorno más íntimo han intentado convencerla para que abandone estos vicios. Sin embargo, todos los esfuerzos han sido en vano. Los médicos, frustrados, han reconocido en privado que Camilla simplemente no quiere dejar de fumar ni beber.

Este rechazo a cambiar ha generado tensiones internas en Buckingham. Aunque su imagen pública se cuida con esmero, dentro del palacio se vive una realidad distinta: una Reina que desafía los consejos médicos y pone en riesgo su salud por placer personal.
Ingreso hospitalario: el punto de inflexión que no lo fue
Cuando fue ingresada por unas horas para analizar la gravedad de la infección, muchos pensaron que Camilla recapacitaría. El diagnóstico fue claro: el estado de sus pulmones se ve directamente afectado por el tabaco y el alcohol. Pero lejos de tomar ese susto como un punto de inflexión, la consorte retomó sus hábitos al poco tiempo de ser dada de alta.
Algunos miembros del personal de palacio lo resumen con una frase demoledora: “vive como si tuviera 30 años, pero su cuerpo ya no la acompaña”. Y es que, a esa edad, mantener una rutina diaria de alcohol y cigarrillos puede ser directamente letal.
Un ejemplo que preocupa al Reino Unido
Más allá del drama familiar, hay un componente simbólico que preocupa. Como figura pública, Camilla representa a una institución con siglos de historia. Su negativa a dar ejemplo con un estilo de vida más sano no pasa desapercibida para el público británico.
En un país donde miles de personas luchan contra las adicciones y los problemas respiratorios, la imagen de una Reina adicta al tabaco y al vino genera controversia. ¿Debe alguien con ese cargo mostrarse indiferente ante sus propios excesos? ¿O es simplemente una mujer mayor que quiere vivir como le da la gana?
El secreto que más preocupa a Buckingham
Y aquí llega lo más impactante. Según una fuente cercana a los servicios médicos de palacio, la infección pulmonar de Camilla no fue un caso aislado. En realidad, ya ha tenido varios episodios similares en los últimos años, algunos de los cuales se han mantenido en secreto para no alarmar ni empañar la imagen de la monarquía.
El problema no es solo la adicción, sino que su salud se encuentra mucho más comprometida de lo que se ha comunicado oficialmente. Se teme que otro episodio similar pueda desencadenar consecuencias irreversibles. Y si eso ocurriera, la Casa Real británica tendría que enfrentarse a una nueva crisis, esta vez silenciosa, pero devastadora.