La figura del rey Juan Carlos I vuelve a ser motivo de debate público tras conocerse nuevos datos sobre sus compromisos con Hacienda. Según la información publicada, el emérito habría devuelto a empresarios de confianza los préstamos que le facilitaron para regularizar su situación fiscal. La cifra asciende a 4.416.757,46 euros y corresponde a las declaraciones complementarias del IRPF presentadas en 2021, que cubrían los ejercicios comprendidos entre 2014 y 2018.
El Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda, Gestha, ha solicitado a la Agencia Tributaria que examine con detalle sus actividades y su patrimonio. Esta petición ha intensificado la atención mediática en torno al padre de Felipe VI, cuya situación sigue siendo objeto de controversia. En Francia, varios medios se han hecho eco de estas informaciones, aportando su propia lectura sobre el papel de la familia real en este episodio.

Uno de los periódicos franceses que ha recogido la noticia es Point de Vue, conocido por su seguimiento de las casas reales europeas. El medio asegura que el actual monarca no tiene intención de intervenir en los problemas fiscales de su padre. Argumentan que Felipe VI considera prioritario preservar la imagen de la Corona, por eso se ha quedado paralizado y no hará nada al respecto.
En el análisis francés también se hace referencia a la posición de las infantas Elena y Cristina. La primogénita opta por no tomar partido para evitar conflictos con su hermano y con la institución monárquica. En cambio, Cristina de Borbón estaría centrada en mejorar su relación con Felipe VI y no quiere que este asunto reabra tensiones familiares.
Los hijos del rey Juan Carlos no quieren involucrarse
Los medios galos interpretan estas posturas como una estrategia de distanciamiento coordinado, aunque motivada por razones distintas en cada caso. Según señalan, tanto las hijas como el actual rey son conscientes del impacto que cualquier gesto podría tener en la opinión pública. Por eso, consideran que la inmovilidad es la mejor forma de protegerse ante un escenario mediático tan delicado.

En Francia, la cobertura del caso ha sido amplia y no se limita a narrar los hechos recientes. Algunos artículos han recordado otros episodios polémicos del reinado de Juan Carlos I y su posterior abdicación en 2014. Estos antecedentes, explican, han contribuido a que en el país vecino se analice con escepticismo cualquier intento de rehabilitación de su figura.
El eco mediático internacional refuerza la idea de que la situación del emérito no solo tiene repercusión en España. La prensa extranjera sigue con interés sus movimientos y examina cómo responde la familia real a cada nuevo capítulo.
En este caso, el consenso entre los medios franceses es claro. Todos ellos creen que el silencio de Felipe y la cautela de sus hermanas son una respuesta calculada para no verse arrastrados por un nuevo vendaval de críticas.