La Familia Real noruega vuelve a estar en el centro de la atención mediática. En las últimas semanas, la princesa Mette-Marit ha mostrado cierta inquietud ante los cambios recientes que afectan directamente a su hija Ingrid, heredera al trono. La situación ha generado un clima inesperado que amenaza con convertirse en un nuevo frente para la institución.
El traslado de Ingrid a otro continente parecía, en un principio, un paso natural en su formación académica. Sin embargo, lo que debía ser un capítulo tranquilo en su vida se ha convertido en motivo de debate público y mediático. ¿Qué ha ocurrido realmente para que la princesa Mette-Marit tema tanto por la imagen de su hija?

La mudanza de Ingrid a Australia aumenta la preocupación de la princesa Mette-Marit
Los problemas no son nuevos en la Casa Real noruega. En los últimos años, Marius Borg, hijo mayor de Mette-Marit, ha protagonizado varios escándalos tras ser detenido en diferentes ocasiones. Actualmente, está a la espera de juicio por más de veinte cargos, entre ellos algunos relacionados con agresiones sexuales.
En medio de estas turbulencias, la princesa Ingrid Alexandra tomó la decisión de mudarse a Australia para continuar sus estudios. La joven completó a principios de este año quince meses de entrenamiento militar, un periodo en el que buscó alejarse de la atención mediática. Su nueva etapa parecía destinada a la normalidad, aunque la realidad ha resultado diferente.
La llegada de Ingrid a la Universidad de Sídney, a finales de julio, se convirtió en un acontecimiento inesperado. Mette-Marit y el príncipe Haakon la acompañaron personalmente para instalarla en su nueva residencia, conscientes de lo que suponía este cambio. Sin embargo, el revuelo en la prensa australiana no tardó en estallar.

En apenas una semana, Ingrid fue fotografiada en diferentes actividades universitarias. Apareció en una fiesta en un barco y también en una visita al Acuario de Sídney junto a sus compañeros. Estos momentos, que para cualquier estudiante serían anécdotas, fueron amplificados por los medios y pronto se instalaron como tema de conversación nacional.
Lo que parecía un inicio académico prometedor se ha visto empañado por la forma en que la prensa local ha retratado a la futura reina. El diario Dagbladet reveló que algunos medios australianos ya la apodan la 'princesa de la fiesta'. Esta etiqueta surgió tras la publicación de imágenes en las que se la veía portando botellas de vino y disfrutando de reuniones estudiantiles.
Estas palabras reflejan la magnitud del desafío al que se enfrenta Mette-Marit. Su preocupación no se limita a lo personal, sino que también se centra en el impacto institucional de esta sobreexposición. Cada imagen de Ingrid puede convertirse en un arma mediática que condicione su papel como futura reina.
Los expertos aconsejan un mayor control de la comunicación de la princesa Ingrid
La preocupación de la princesa Mette-Marit encuentra respaldo en analistas de la monarquía. Trond Norén Isaksen, experto en asuntos reales, ha advertido sobre la necesidad de equilibrar la relación entre Ingrid y los medios. "Es muy importante que Ingrid se reúna regularmente con los medios de comunicación noruegos e internacionales durante sus estudios", expuso.
El especialista añadió que la estrategia comunicativa debe ajustarse. "Si durante tres años que va a estar en Australia los paparazzi la fotografían divirtiéndose, estarían dejando que la prensa de allí la defina. Por lo tanto, el palacio también debería asegurarse de contrarrestar esto, permitiendo que los noruegos la conozcan y vean otras facetas de ella", comentó.

La experta en Casa Real, Katrine Bjelke lo explicaba así en el citado medio: "Que un estudiante tome una o diez copas de vino no es gran cosa. Pero como heredera al trono noruego, la mayoría de sus actividades se fotografían, se comentan y se comparten. He visto más fotos de ella tomadas por paparazzi después de una semana en Australia que en los 21 años que vivió en Noruega".
Esta reflexión plantea un dilema: permitir que Ingrid viva como cualquier estudiante o reforzar el control sobre su imagen. Para la princesa Mette-Marit, este equilibrio se ha convertido en una fuente de desvelo que no puede pasar desapercibida. El futuro dirá si la naturalidad de Ingrid logra reforzar la monarquía o si, por el contrario, acentúa las tensiones en la Casa Real noruega.