Las heridas abiertas por la eliminación del Barça en la semifinal de Champions League contra el Inter siguen supurando. Ahora, la UEFA añade más polémica al confirmar que Dennis Higler y Pol Van Boekel, responsables del VAR en la controvertida vuelta en el Giuseppe Meazza, serán premiados con la final entre Inter y PSG en Múnich.
La decisión de la UEFA llega como un jarro de agua fría para el Barça, indignado tras la serie de polémicas decisiones arbitrales que fueron decisivas para el resultado final del encuentro frente al Inter. Las protestas culés se centraron especialmente en la labor de los árbitros neerlandeses encargados del VAR.
Entre las decisiones más cuestionadas destaca la acción de Lamine Yamal, inicialmente señalada como penalti por Marciniak, pero finalmente anulada tras revisión del VAR al considerar que el primer contacto ocurrió fuera del área. Archivo VAR, una cuenta especializada en análisis arbitral, afirmó que existieron dos contactos claros, el segundo de ellos sobre la línea, validando así la decisión inicial del colegiado polaco. Es decir, que tendría que haberse señado la pena máxima.

También fue polémica la no intervención del VAR en una aparente falta previa de Denzel Dumfries sobre Gerard Martín en la jugada que culminó en el agónico empate a tres del Inter. Esta jugada generó enorme indignación en el Barça, ya que el VAR ni siquiera revisó dicha acción, permitiendo que el gol de Acerbi subiera al marcador y mandase el partido a la prórroga.
Tampoco se libró de críticas la acción del penalti señalado sobre Lautaro Martínez en una entrada dudosa de Pau Cubarsí. El analista arbitral Pável Fernández manifestó que, tras analizar numerosas repeticiones, no veía un contacto claro suficiente como para señalar la pena máxima, algo que agravó aún más las protestas del barcelonismo.
Críticas desde la cúpula del Barça
Personalidades del club como el presidente Joan Laporta, el asesor deportivo Enric Masip, y jugadores importantes como Pedri o Eric García criticaron abiertamente el arbitraje recibido. "Cada decisión 50-50 era para ellos", afirmó Hansi Flick con evidente decepción.
Enric Masip fue especialmente contundente, señalando que desde los primeros minutos del partido se notaba la actitud parcial del árbitro Marciniak: "En el minuto tres ya amenazaba al banquillo, la actitud era agresiva y perjudicial desde el inicio". Masip cuestionó directamente las designaciones arbitrales, insinuando que no eran casuales dadas las circunstancias previas y los antecedentes negativos que el Barça ya había sufrido con los mismos colegiados.
Por su parte, Marciniak respondió con dureza en una entrevista reciente, calificando las protestas culés como "ridículas y estúpidas". "No hice daño a nadie", afirmó el colegiado polaco con tono desafiante, añadiendo que el polémico gol del empate interista fue "totalmente válido".
Esta designación arbitral para la final de la Champions League es vista por la afición blaugrana como una provocación abierta de la UEFA, un organismo cada vez más cuestionado por sus decisiones polémicas. Con el nombramiento de Higler y Van Boekel para el partido más importante de la temporada, la UEFA parece ignorar por completo las quejas del Barça, dejando en evidencia su postura frente a una controversia que aún tiene recorrido y que seguro añadirá más leña al fuego en futuros enfrentamientos. Y eso que, aunque hubo algunas decisiones simplemente polémicas, hay otras indudable e injustificablemente erróneas.