El futuro de Marc Casadó ha generado muchos titulares en los últimos días. El canterano del Barça, formado en La Masia, interesa a varios equipos. Sin embargo, desde sectores del entorno azulgrana empiezan a surgir voces contundentes. Una de ellas es la de Albert Blaya, analista respetado, que no duda en posicionarse.
Para Blaya, pensar solo en el corto plazo sería un error grave. “El Barça debe planificar los próximos diez años, no solo uno”, afirmó. Con esas palabras, dejó claro que la continuidad del jugador es estratégica. Un aviso que va más allá de la inmediatez económica del club.
Una postura diferente a la de Àlex Delmàs
Días atrás fue Àlex Delmàs quien se pronunció sobre el tema. También defendió que Casadó representa valores de cantera irrenunciables para el Barça. Pero la diferencia es que Blaya eleva todavía más la exigencia. Según él, ni siquiera debería ponerse precio a la posible salida del jugador.

En ese sentido, recalca que fijar un valor de treinta millones es absurdo. Considera que un talento de esa proyección no debe entrar en subastas. Si el club cede, perderá mucho más que un mediocentro prometedor. Perderá identidad, coherencia y futuro competitivo en el corazón del equipo.
Una temporada llena de dudas y muchas alternativas
La realidad, sin embargo, es que Hansi Flick tiene sobrepoblación en la medular. Pedri, Gavi, De Jong o incluso Fermín López aparecen por delante. Eso provoca que Marc Casadó apenas haya contado en el inicio liguero. Una situación que enciende la incertidumbre sobre su papel durante esta campaña.
Pero Blaya insiste en no dejarse llevar por esa coyuntura inmediata. Asegura que un canterano necesita confianza, minutos y continuidad progresiva. Y recuerda que muchos referentes históricos del Barça también empezaron con papeles secundarios. La clave es la paciencia y la visión a largo plazo de la dirección deportiva.

Interés de varios clubes, pero la convicción es clara
Mientras tanto, equipos como Wolverhampton, West Ham o el Betis siguen atentos. Sus propuestas podrían rondar las cifras que el Barça considera aceptables. Sin embargo, Blaya recalca que ninguna cantidad puede compensar la pérdida deportiva. Ni tampoco la pérdida de un modelo que defiende la cantera.
A su juicio, las cuentas deben resolverse con otras operaciones menos dolorosas. Y advierte que el barcelonismo ya ha visto suficientes errores recientes. Vender a jugadores con futuro para fichar parches temporales nunca funcionó. Esa dinámica acabó debilitando más la plantilla en vez de fortalecerla.
Blaya pone el acento en la identidad culé
El discurso de Blaya conecta con la sensibilidad de gran parte de la afición. Los socios y seguidores del Barça quieren ver canteranos consolidándose en el primer equipo. No aceptan que jóvenes como Casadó salgan por motivos estrictamente financieros. Y menos aún cuando se trata de un perfil tan necesario.
Para Blaya, Casadó no es solo un centrocampista defensivo. Es un símbolo de lo que representa La Masia para el mundo. Sacrificio, táctica, inteligencia y compromiso con el escudo por encima de todo. Un espejo en el que mirarse para generaciones futuras de futbolistas.
Un futuro que no debe hipotecarse
El mensaje de Blaya es firme y sin matices. El Barça no puede vender a Marc Casadó bajo ninguna circunstancia. Mantenerlo es apostar por el futuro del equipo y del proyecto. Dejarlo marchar sería hipotecar una década de estabilidad en el centro del campo.
El tiempo dirá si el club escucha las recomendaciones de voces autorizadas. Lo que está claro es que la figura de Casadó divide opiniones. Para algunos es un activo económico, para otros es patrimonio deportivo. Y Blaya no tiene dudas: Casadó no se vende, ni por treinta millones.