Tráfico denso en una autopista con varios carriles bloqueados y vehículos detenidos mientras algunos autos circulan libremente en el sentido contrario

Por la tarde también: Más retenciones en la AP-7 por culpa de un accidente

El sábado está siendo muy complicado en las carreteras catalanas

La esperanza de una tregua vespertina se ha desvanecido por completo en el asfalto de la principal arteria del Mediterráneo. Lo que comenzó como una mañana de caos circulatorio se ha perpetuado a lo largo del día, convirtiendo este sábado de operación salida en una auténtica jornada negra para miles de conductores. Lejos de disiparse, las complicaciones han persistido, y la tarde no ha traído alivio, sino la continuación de un colapso que ha mantenido a la autopista AP-7 como el epicentro de la frustración para quienes se dirigían a sus destinos vacacionales.

Pasadas las seis de la tarde, el panorama en la vía rápida seguía siendo desolador. Aunque los vehículos implicados en los siniestros matutinos habían sido retirados horas antes, la onda expansiva de aquellas incidencias ha demostrado tener un alcance mucho mayor.

La autopista no ha sido capaz de absorber el inmenso volumen de tráfico acumulado, y la circulación ha continuado siendo extremadamente lenta y dificultosa en varios tramos clave, especialmente en el corredor que se dirige hacia el sur, dejando a miles de personas atrapadas en sus vehículos bajo el sol de la tarde.

Un agente de policía de espaldas observa una carretera bloqueada con una señal de prohibido el paso y un cartel que indica la dirección hacia Perpiñán, Francia.
Montaje con una imagen de un agente de los Mossos d'Esquadra y una zona industrial de fondo | ACN, XCatalunya

La resaca de una mañana caótica

El origen de este colapso prolongado se encuentra en los dos accidentes que, a primera hora, sembraron el caos. Un choque múltiple a la altura de Sant Cugat y otro incidente previo en Martorell actuaron como detonantes. En conjunto, llegaron a generar hasta 16 kilómetros de retenciones en sentido Tarragona, obligando a cortar carriles y desatando un monumental atasco que marcó el inicio de la jornada.

Sin embargo, el verdadero problema ha sido la resaca de esos siniestros. Los expertos en movilidad explican que, tras un incidente de tal magnitud en un día de tráfico extremo, se produce un efecto conocido como "atasco fantasma" o de "acordeón".

Aunque el obstáculo físico desaparece, la enorme cantidad de vehículos que se han visto forzados a detenerse y reanudar la marcha de forma intermitente crea ondas de congestión que se propagan hacia atrás y tardan horas en desaparecer. Esto es exactamente lo que ha sucedido hoy: la autopista no ha tenido un momento de respiro para recuperar su fluidez.

Una operación salida que desborda la vía

El contexto de esta situación es una operación salida que ha superado todas las previsiones en cuanto a intensidad. El Servei Català de Trànsit  ya había advertido que se esperaba la salida de unos 480.000 vehículos del área de Barcelona, una cifra que pone a cualquier infraestructura, por robusta que sea, al límite de su capacidad. Este flujo masivo y constante de coches ha sido el caldo de cultivo perfecto para que los accidentes de la mañana tuvieran consecuencias devastadoras y duraderas.

La tarde, por tanto, no ha necesitado de nuevos accidentes para ser problemática. La simple suma del tráfico residual de la mañana y los miles de vehículos que han seguido incorporándose a la AP-7 ha sido suficiente para mantener el estado de saturación. Los tramos que discurren por el Vallès y el Baix Llobregat han seguido siendo los más castigados, con velocidades anormalmente reducidas y paradas constantes que han agotado la paciencia de los viajeros.

Un agente de policía de espaldas en una carretera con un paisaje rural y una señal de tráfico a un lado.
Montaje con una imagen de un agente de los Mossos d'Esquadra y una carretera de fondo | ACN, Google Maps, @mossoscat, XCatalunya

Este sábado se erige como un caso de estudio sobre la fragilidad de la movilidad durante los grandes éxodos vacacionales. Demuestra cómo la concatenación de incidentes y un volumen de tráfico extremo pueden llevar al colapso total de una vía vertebral como la AP-7, no solo durante unas horas, sino a lo largo de un día entero.

La jornada deja una reflexión amarga sobre la dependencia de esta autopista y los retos que enfrenta la gestión del tráfico, convirtiendo el anhelado inicio de las vacaciones en una larga y pesada odisea sobre el asfalto.