Policía de los Mossos d'Esquadra de espaldas con uniforme y boina en una calle desenfocada.

Ya se sabe el origen del atacante que quiso matar a un policía local de Montornès

El atacante fue abatido por otro agente mientras los vecinos denuncian un aumento de la inseguridad

Lo que en un principio se relató como un acto de violencia súbita y aislada, ahora se revela como la culminación de una crisis latente, la crónica de una tragedia anunciada que pudo haber sido infinitamente peor. A medida que avanzan las horas, los detalles que emergen del asalto mortal a la comisaría de la Policía Local pintan un cuadro aún más preocupante.

No solo se ha identificado al agresor, sino que se ha puesto de manifiesto una precariedad de medios que dejó la seguridad de todo un municipio en manos de un agente recién salido de la academia, cuyo temple evitó una masacre.

La investigación ha logrado poner nombre y origen al hombre que, armado con un cuchillo de grandes dimensiones, fue abatido el pasado viernes. Se trata de un joven de unos 25 años y de origen subsahariano, según informa El Caso. Los Mossos d'Esquadra, que han asumido el caso a través de su División de Investigación Criminal (DIC), han descartado desde el primer momento que se trate de un atentado terrorista, centrando las pesquisas en el entorno y las motivaciones personales del individuo. El juzgado de guardia de Granollers ha decretado el secreto de sumario, pero las piezas del puzle comienzan a encajar.

Un agente de policía de espaldas junto a un coche patrulla de los Mossos d'Esquadra.
Un agente de policía de espaldas junto a un coche patrulla de los Mossos d'Esquadra. | Mossos d'Esquadra, XCatalunya

Un héroe inesperado

La secuencia de los hechos es ahora más clara y más alarmante. El enfrentamiento no comenzó en la comisaría, sino minutos antes, cuando el atacante increpó desde un balcón a la patrulla que realizaba el cierre del cementerio municipal. En esa patrulla iba un agente interino y un policía en prácticas que apenas llevaba unas semanas de servicio tras graduarse en el Institut de Seguretat Pública de Catalunya (ISPC). Tras el altercado verbal, los agentes continuaron su ronda, sin imaginar lo que estaba por venir.

Poco después, al regresar a la jefatura, se encontraron con el horror. El joven había logrado vulnerar la seguridad, franqueando una primera puerta de acceso restringido, y ya se encontraba en el interior de las dependencias. Allí, con un cuchillo de cocina de gran tamaño en la mano, estaba amenazando al único agente que se encontraba en la recepción, un policía que, además, estaba desarmado. Ante la amenaza inminente y letal contra la vida de su compañero, el agente en prácticas actuó según el protocolo. Desenfundó su arma y abrió fuego para neutralizar al agresor.

La bala fue certera y abatió al atacante, pero la tragedia no terminó ahí. El rebote de uno de los proyectiles impactó en el tórax del agente que estaba siendo amenazado, quien no portaba chaleco antibalas. El policía herido fue operado en el Hospital de Sant Pau y, aunque su vida está fuera de peligro, permanece ingresado en la UCI, pendiente de evolución.

Dos agentes de los Mossos d'Esquadra
Agentes de los Mossos d'Esquadra | Gencat

La cruda realidad: tres agentes y una sola arma

El incidente ha destapado una situación de precariedad extrema en el cuerpo de la Policía Local de Montornès del Vallès. En el turno de noche de aquel viernes, solo había tres agentes de servicio para una población de casi 18.000 habitantes y un extenso polígono industrial.

De esos tres agentes, el único que iba armado era, paradójicamente, el recién llegado, el policía en prácticas.  Fuentes internas del cuerpo, citadas por ElCaso.cat, describen la situación como un "declive y degradación" que se arrastra desde hace años. La falta de personal y de medios técnicos y de seguridad ha provocado una fuga de agentes a otros municipios con mejores condiciones. Denuncian que, aunque el Ayuntamiento no deseara un desenlace así, no ha hecho lo suficiente para evitarlo, descuidando la seguridad de sus propios policías y, por extensión, la de todos los ciudadanos.