La carretera GI-682 es una de las vías más pintorescas del Baix Empordà. Sus curvas y paisajes la convierten en un destino habitual para conductores que buscan disfrutar de un trayecto diferente. Sin embargo, lo que prometía ser un día de ocio acabó en angustia para varios usuarios que circulaban por la zona.
El pasado domingo 2 de febrero, el tráfico se vio interrumpido por un accidente que puso los pelos de punta a más de uno. Varios jóvenes conducían sus turismos a gran velocidad y realizaban derrapes temerarios. Algunos conductores se vieron obligados a apartarse para esquivarlos, tratando de evitar colisiones inminentes. Poco después, en el kilómetro 35,8, la situación se tornó dramática. Uno de estos vehículos derrapó en una de las curvas y terminó invadiendo el carril contrario. Un motorista que circulaba con normalidad no pudo reaccionar a tiempo.
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El choque fue tan brusco que el piloto de la moto resultó gravemente herido. Cuando los Mossos d’Esquadra llegaron al lugar, se encontraron una escena de gran conmoción. El joven conductor del turismo, de tan solo 21 años, permanecía ileso. Rápidamente se solicitó ayuda médica para el motorista, que presentaba lesiones de consideración. Mientras tanto, los agentes recopilaron información sobre lo sucedido. Descubrieron que el conductor implicado no viajaba solo: formaba parte de un grupo de amigos que conducían de manera temeraria por la GI-682.
Carrera de jóvenes
Según los testimonios recogidos, los acompañantes circulaban en otros coches a velocidades muy elevadas. En esa zona de curvas cerradas, la imprudencia multiplica el riesgo de accidentes. Lamentablemente, fue cuestión de segundos para que una maniobra mal calculada acabara en tragedia.
Los Mossos d’Esquadra, tras atender a la víctima y examinar el escenario del accidente, procedieron a realizar comprobaciones más exhaustivas. Determinaron que el exceso de velocidad fue el factor principal que desencadenó el choque. La temeridad, sumada a la falta de control en las curvas, convirtió el trayecto en una pesadilla para todos los implicados.
Ante la gravedad de los hechos, el conductor fue detenido en el acto. Se le acusa de un delito contra la seguridad vial, por conducción temeraria, y de otro delito de lesiones por imprudencia grave. Los coches restantes, aunque no participaron directamente en el choque, habrían circulado igualmente a gran velocidad, poniendo en peligro al resto de usuarios.
El joven pasó a disposición judicial al día siguiente, el lunes 3 de febrero, en el juzgado de guardia de Sant Feliu de Guíxols. Allí deberá responder ante la justicia por su forma de conducir y por las consecuencias que sus actos provocaron. La víctima, en estado grave, fue trasladada a un centro hospitalario donde continúa su recuperación.
A lo largo de las horas siguientes al siniestro, numerosos conductores comentaron haber presenciado maniobras arriesgadas aquel mismo día. La carretera GI-682, apreciada por su belleza y recorridos sinuosos, se volvió un lugar de terror momentáneo. La presencia de varios vehículos circulando a gran velocidad generó una atmósfera de inseguridad y tensión en la zona.