Las noches en el área metropolitana de Barcelona no siempre transcurren con la serenidad que aparentan a simple vista. En ocasiones, las calles se convierten en escenario de incidentes difíciles de predecir. Una de estas situaciones extraordinarias tuvo lugar el pasado 19 de enero y, desde entonces, ha captado la atención tanto de vecinos como de las autoridades.
Los primeros indicios no hacían presagiar nada fuera de lo común. Dos vehículos aparecieron ardiendo en diferentes calles de la misma localidad, casi a la misma hora. El fuego fue rápidamente sofocado por la Policía Local, lo que evitó daños más graves. La coincidencia en la franja horaria despertó las sospechas de los agentes. A tan solo 100 metros el uno del otro, una furgoneta y un coche se incendiaron en plena madrugada. El horario y la proximidad resultaron determinantes para entender que no era una simple casualidad.
Sin embargo, lo que más sorprendió a los investigadores fue la inesperada llamada que llegó a los servicios de emergencia 112. Entre las 2:30 y las 2:35 de la madrugada, una persona comunicó, con aparente urgencia, la existencia de vehículos ardiendo en las calles Almirante Oquendo y Balmes. Lo que no mencionó fue su presunta implicación directa en el suceso.
Casi... pero no
Pocos minutos después, la Policía Local de Sant Adrià de Besòs y los Mossos d’Esquadra se desplegaron para controlar las llamas. Gracias a su rápida actuación y a la colaboración de los bomberos, ambos incendios fueron extinguidos antes de que se propagaran. Las autoridades, conscientes de la posible intencionalidad, trasladaron los hechos a la unidad de investigación pertinente.
A medida que avanzaban las pesquisas, la policía se percató de que el autor del aviso mostraba aspectos incoherentes en su relato. Este indicio, sumado a las grabaciones obtenidas por cámaras de seguridad en la zona, fue la pista clave para empezar a atar cabos. Al revisar las imágenes, los agentes encontraron a un hombre que, con discreción, forcejeaba con la puerta trasera de una furgoneta.
En la grabación se aprecia cómo el individuo entra en el vehículo y emplea algún dispositivo para prender fuego. Su salida precipitada confirmaba la teoría de una acción deliberada. Cuando la policía comparó la hora de la llamada de emergencia con el momento exacto registrado en vídeo, descubrió la gran coincidencia: se trataba de la misma persona.
El sospechoso, de 34 años, fue localizado y detenido poco después. Los Mossos d’Esquadra y la Policía Local de Sant Adrià de Besòs confirmaron que no había revelado su responsabilidad durante la llamada al 112. Precisamente, ese intento de aparentar ser un mero testigo fue el elemento que, finalmente, lo incriminó.
Las autoridades continúan investigando los motivos que empujaron al presunto pirómano a cometer este acto vandálico. No existen todavía datos oficiales sobre posibles causas personales o psicológicas que explicaran tan inusual comportamiento. Tampoco se descarta la existencia de antecedentes penales, aunque no ha trascendido información al respecto.