Ayer, una de las mayores apagadas eléctricas de las últimas décadas sumió a España y Portugal en la incertidumbre. Miles de ciudadanos se vieron atrapados en una situación insólita: sin luz, sin comunicaciones y, en muchos casos, sin poder hacer frente a necesidades básicas. El país entero vivió horas de tensión mientras las autoridades trabajaban para restablecer el servicio. Sin embargo, a medida que avanzaban las horas, comenzaron a surgir noticias mucho más graves que cortes de tráfico o problemas de suministro: la falta de electricidad acabó cobrándose vidas.
En un primer momento, las consecuencias parecían limitarse a daños materiales y molestias. Pero, lamentablemente, el apagón derivó en una serie de tragedias personales que han sacudido a la opinión pública este martes.

El contexto de la gran apagada: una crisis energética inesperada
La apagada general se produjo el lunes 28 de abril de 2025 a lo largo de la tarde, afectando de manera simultánea a amplias zonas de España y Portugal. Aunque las causas exactas del incidente todavía están siendo investigadas, todo apunta a un fallo en el sistema interconectado que dejó sin suministro eléctrico a millones de usuarios.
En grandes ciudades como Barcelona, Madrid, Valencia o Lisboa, la falta de electricidad paralizó servicios esenciales, colapsó la movilidad urbana y dejó hospitales, residencias de mayores y domicilios particulares en situaciones de extrema vulnerabilidad.
El impacto fue especialmente grave en hogares donde las personas dependían de equipos eléctricos para su salud, como respiradores o sistemas de oxígeno, y en zonas rurales donde la dependencia de generadores caseros improvisados aumentó el riesgo de accidentes.

Cinco víctimas mortales confirmadas a raíz del apagón
A lo largo del martes, las autoridades confirmaron que cinco personas perdieron la vida en diferentes puntos del Estado a consecuencia directa de la apagada.
En Taboadela, Ourense (Galicia), un matrimonio y su hijo fueron encontrados sin vida en su vivienda. La Guardia Civil investiga si la causa fue la inhalación de monóxido de carbono procedente de la mala combustión de un generador que habrían usado ante la falta de electricidad. El hallazgo tuvo lugar hacia la una del mediodía de este martes, tras no haber dado señales de vida durante horas.
En Alzira, en la Comunidad Valenciana, una mujer que dependía de una máquina de oxígeno falleció en su domicilio. Una familiar fue quien la encontró, también alrededor de la una del mediodía del lunes. Aunque los servicios de emergencia trataron de reanimarla mediante maniobras de recuperación cardiopulmonar, no pudieron salvarle la vida.
Por último, en el distrito de Carabanchel, en Madrid, un incendio registrado durante el apagón dejó una víctima mortal y trece personas más resultaron intoxicadas. Las circunstancias del incendio aún se investigan, pero la falta de electricidad y el uso de fuentes alternativas de iluminación o calefacción se perfilan como posibles causas del siniestro.
El Estado entero llora hoy la pérdida de estas cinco vidas, en un contexto que, a pesar de las múltiples advertencias sobre la fragilidad del sistema energético, demuestra que aún queda mucho por hacer para garantizar la seguridad de todos ante incidentes de esta magnitud.
Mientras las autoridades investigan las causas y se buscan responsabilidades, los expertos ya piden que esta tragedia no quede como un simple incidente pasajero, sino como una llamada de atención urgente para reforzar la preparación ante futuras crisis energéticas.