Ocho de cada diez personas evitarían comprarse una casa en primera línea de costa por la subida del nivel del mar y la posibilidad de que esta afecte al inmueble. Así lo indica un estudio del portal inmobiliario pisos.com, que asegura que los efectos del cambio climático en la vivienda preocupan más a las mujeres que a los hombres y constata también diferencias por franjas de edad.
En concreto, apunta que el 61% de los jóvenes de la generación Z compraría una residencia en el norte de España con el objetivo de vivir en una zona más fresca. Mientras que en el caso de la generación de los baby-boomers el porcentaje desciende hasta al 43%. El informe concluye que los jóvenes cada vez tienen más en cuenta su ubicación a la hora de comprar o alquilar un inmueble.
La normalización del fenómeno
Esta tendencia no es un fenómeno aislado, sino que refleja una preocupación global creciente por el impacto del cambio climático en las propiedades inmobiliarias. A nivel internacional, estudios indican que una amplia mayoría de la población está cada vez más preocupada por los efectos del cambio climático a la hora de decidir dónde vivir. Este cambio de mentalidad está influenciado por la creciente frecuencia de eventos climáticos extremos.
Además de la preocupación por el cambio climático, otros factores están influyendo en las decisiones de compra de viviendas. Las zonas costeras, tradicionalmente muy codiciadas por proximidad al mar, están perdiendo atractivo debido a los altos costos de seguro. En países como España, donde gran parte de la población ha buscado históricamente viviendas cerca del mar, se está observando un desplazamiento hacia el interior, donde los compradores tienen un menor riesgo y una mayor estabilidad a largo plazo.
Creciente interés en las zonas con menos calor
El interés en regiones más frescas, como el norte de España, también está relacionado con el confort térmico y la calidad de vida. Las olas de calor cada vez más intensas y frecuentes en el sur y en la costa mediterránea están llevando a muchos a reconsiderar sus preferencias de ubicación. La generación Z es la franja de edad que muestra una mayor disposición a priorizar la sostenibilidad y la resiliencia climática en sus decisiones de vivienda.
A medida que el cambio climático continúa afectando nuestras vidas, es probable que veamos una cambio en el mercado inmobiliario global. Esto no solo influirá en las decisiones de compra y venta, sino que también podría redefinir qué zonas se consideran deseables y seguras en el futuro. Los promotores inmobiliarios y los gobiernos tendrán que adaptarse a estas nuevas realidades que están a punto de llegar.