El informe 'Panorama de la salud: Europa' elaborado por la Comisión Europea y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), expone una triste realidad.
La Unión Europea enfrenta una crisis significativa en su sector sanitario, con una escasez estimada de 1,2 millones de profesionales, incluyendo médicos, enfermeras y matronas.
Falta personal sanitario
Uno de los factores más preocupantes es el envejecimiento de la fuerza laboral sanitaria. Más de un tercio de los médicos y una cuarta parte de las enfermeras en la UE tienen 55 años o más. Esto indica que una proporción significativa se jubilará en la próxima década.
Este fenómeno no solo reducirá el número de profesionales activos, sino que también podría llevar a una pérdida de experiencia y conocimientos acumulados a lo largo de los años.
La pandemia lo marcó todo
La pandemia de COVID-19 ha exacerbado esta situación, aumentando la presión sobre los sistemas de salud y evidenciando las carencias en recursos humanos. Muchos profesionales han experimentado niveles elevados de estrés y agotamiento. Esto ha llevado a un incremento en las tasas de abandono de la profesión.
Además, la pandemia ha retrasado la formación de nuevos profesionales, creando un desfase en el relevo generacional necesario para mantener la operatividad del sector.
Los parches
Para paliar esta escasez, varios países europeos han recurrido a la contratación de profesionales formados en el extranjero. Tras una disminución temporal durante los primeros años de la pandemia, la entrada de médicos extranjeros en la UE aumentó un 17% en 2022 en comparación con 2019. Mientras que la de enfermeras se incrementó en un 72%.
Sin embargo, esta estrategia plantea desafíos, ya que puede agravar la escasez de personal sanitario en los países de origen y generar dependencias que no son sostenibles a largo plazo.
La solución a esta crisis requiere un enfoque multidimensional. Es esencial mejorar las condiciones laborales para hacer más atractivas las carreras en el sector sanitario.
Esto incluye ofrecer salarios competitivos, garantizar entornos de trabajo seguros y saludables, y proporcionar oportunidades de desarrollo profesional. Además, es crucial invertir en la formación de nuevos profesionales. También, ampliar las plazas en universidades y centros de formación, y facilitando el acceso a programas educativos en el ámbito de la salud.
Avances para el futuro
La digitalización y la innovación tecnológica también juegan un papel fundamental. La implementación de herramientas digitales puede optimizar la gestión de recursos y mejorar la eficiencia en la prestación de servicios sanitarios.
No obstante, es vital que estas tecnologías se integren de manera que complementen el trabajo de los profesionales y no sustituyan el contacto humano esencial en la atención sanitaria.
Trabajo en equipo
La colaboración entre los Estados miembros de la UE es igualmente importante. Compartir buenas prácticas, coordinar políticas de formación y contratación, y establecer estándares comunes puede ayudar a abordar la escasez de personal de manera más efectiva.
Además, es necesario considerar las dinámicas migratorias internas y externas, garantizando que las soluciones implementadas no perjudiquen a otros países o regiones.