La gastronomía es un arte que, como cualquier disciplina creativa, evoluciona y se transforma con el tiempo. Uno de los terrenos donde esta innovación genera más debate es en las recetas tradicionales, como la paella. En paralelo, las croquetas, ese humilde plato que históricamente nacía de aprovechar las sobras, se han convertido en lienzos perfectos para las invenciones culinarias.
Pero, ¿qué sucede cuando se juntan ambas cosas? Después de la paella con chorizo y las croquetas de paella, llega un plato que nadie había pedido. Pero que, sin embargo, existe.
Croquetas de paella con chorizo
Paella con chorizo. Hecha croqueta. Este plato existe, y las redes han empezado a arder cuando la cuenta de X "No us agrada res", se ha hecho eco de ello. "Spanish Chorizo Paella Croquetas". Y encima están envasadas y precocinadas. Y con el etiquetado en inglés.
¿Dónde está el límite entre la innovación y el respeto por la tradición? Aquí, lo cierto es que no queda nada claro. De hecho, si alguien se toma la existencia de este plato como una ofensa, va a ser incluso lógico y legítimo.
La paella, entre tradición e invención
Hablar de paella es entrar en terreno sagrado para muchos. El plato, originario de Valencia, tiene una receta tradicional muy definida. Arroz, conejo, pollo, judías verdes, garrofó (una legumbre autóctona), tomate, aceite, agua, sal y, por supuesto, azafrán.
Sin embargo, su popularidad internacional ha dado pie a incontables reinterpretaciones que van desde lo creativo hasta lo controvertido. La paella mixta, con pollo y marisco, es quizás la más común de las variaciones, pero hay quienes han llevado la inventiva más allá.
Paellas con chorizo y tofu
Paellas con chorizo (un sacrilegio para los puristas), de verduras, negras con tinta de calamar o incluso con ingredientes tan dispares como tofu, pato o setas exóticas. Estas versiones, aunque deliciosas para algunos, a menudo levantan ampollas entre quienes defienden la autenticidad de la receta original.
En defensa de la innovación, cabe decir que la cocina siempre ha sido un reflejo de los tiempos y de las disponibilidades de cada región. Si bien la paella tradicional debe respetarse, la creatividad en la cocina es también una forma de mantener vivo el legado culinario. Las nuevas recetas, aunque alejadas de la tradición, han permitido que la paella siga siendo uno de los platos más queridos a nivel mundial.
Las croquetas como laboratorio culinario
Si la paella genera debate, las croquetas son terreno fértil para la experimentación sin tantas polémicas. Este plato, cuyo origen se remonta a la cocina francesa del siglo XVIII, empezó como una solución práctica para reutilizar sobras de guisos o carnes. Sin embargo, con el tiempo, las croquetas han conquistado un lugar de honor en la gastronomía contemporánea, convirtiéndose en una oportunidad para la innovación.
Hoy en día, es casi imposible encontrar dos croquetas iguales. Las más tradicionales, hechas de pollo, jamón o bacalao, conviven con versiones de autor que van desde queso azul con nueces hasta croquetas de espinacas, boletus o gambas. La creatividad no tiene límites: incluso existen croquetas dulces de chocolate o turrón, pensadas como un postre sorprendente.
Un fenómeno reciente son las croquetas “gourmet”, que combinan ingredientes de alta calidad y técnicas modernas. Ejemplo de ello son las croquetas rellenas de cochinillo confitado, trufa negra o foie gras. Este tipo de propuestas no solo diversifican el universo croquetero, sino que elevan este plato a la categoría de alta cocina.
Tradición e innovación: una convivencia necesaria
Aunque a primera vista pueda parecer que la innovación choca con la tradición, ambas facetas son esenciales para que la cocina evolucione. Mantener vivas las recetas originales de platos como la paella es crucial para preservar la cultura y la historia culinaria. Pero también lo es permitir que los chefs y cocineros aficionados experimenten.
En el caso de las croquetas, la flexibilidad del formato las convierte en un ejemplo perfecto de cómo la innovación puede coexistir con el respeto a las raíces. Cada nueva versión enriquece el legado de este plato, que ha pasado de ser un recurso doméstico a un imprescindible en las cartas de los mejores restaurantes.