La escena parecía inofensiva, pero terminó encendiendo comentarios y pasiones en redes. Dos celebridades, dos ciudades y un plato con siglos de historia enfrentaron gustos, recuerdos y orgullo culinario. El cruce no comenzó en un photocall ni en una alfombra roja. Nació en un vídeo casero, siguió en stories ajenas y desembocó en un clásico pulso entre tradición, moda y paladar personal.
El “no sabe a nada” de Vicco y su primer bocado
Vicco se grabó probando por primera vez los caracoles y resumió su veredicto con una frase breve y contundente: “no sabe a nada”. En la secuencia, entre muecas nerviosas, llegó a preguntar con media sonrisa “¿cómo que la baba?”. Su reacción era tan espontánea como viral y dividió a sus seguidores entre la curiosidad y el rechazo. La lectura rápida fue que Vicco atacaba un emblema de mesa mediterránea.
Rosalía, París y la defensa entusiasta de un clásico
Al otro lado del ring mediático apareció Rosalía, que ya había mostrado en París su entusiasmo por los escargots. Los celebraba como una delicia en sus historias. La artista catalana los probó y los aplaudió, dejando claro que para ella este bocado tiene encanto, textura y un punto festivo irresistible.
Su ruta francesa pasó por mesas icónicas, con especial foco en Chez L’Ami Louis, el bistró célebre por sus caracoles y clientela de alto perfil. El local, convertido en lugar de peregrinaje foodie para celebridades, consolidó aún más la narrativa de Rosalía como embajadora involuntaria del plato. Incluso ha estado en titulares por movimientos empresariales de lujo en la capital francesa. El choque de opiniones reavivó una discusión deliciosa: en Catalunya, los caracoles a la llauna son fiesta, humo y bandeja caliente con alioli o vinagreta.
Tradición catalana frente al ritual francés
Su arraigo en Lleida y su condición de rito social explican por qué cada temporada reaparece el orgullo por su sabor, su picada y su manera de compartirlos. En Francia, la receta de escargots a la bourguignonne impone otro canon, con mantequilla, ajo y perejil como perfume dominante. La técnica, la especie empleada y la contundencia grasa marcan diferencias notables con la versión catalana. Esta última es más directa y dependiente de la brasa o el horno.
El vídeo de Vicco corrió como pólvora y, en cuestión de horas, titulares hablaron del “plato que las divide”, contraponiendo la frialdad inicial de una a la fascinación declarada de la otra. El marco era jugoso para el algoritmo: dos estrellas, un bocado polémico y verano propicio para discusiones ligeras pero identitarias. En los comentarios abundaron bromas, reivindicaciones de alioli bien hecho y recomendaciones para “convertir” a la cantante con una buena llauna leridana. También hubo quien recordó que la primera vez puede engañar, y que la salsa es media experiencia cuando hablamos de caracoles.