El programa vespertino de TVE, La familia de la tele, ha generado una intensa polémica tras su cobertura del cónclave papal que culminó con la elección del Papa León XIV. La decisión de enviar a la reportera Marta Riesco a Roma para cubrir este evento ha sido duramente criticada por el Consejo de Informativos de RTVE, que considera que el enfoque adoptado por el programa no se ajusta a los estándares de una televisión pública.
En un comunicado titulado "En defensa de la credibilidad de RTVE", el Consejo de Informativos expresó su preocupación por la cobertura realizada por La familia de la tele. El órgano interno señaló que el tono y la forma del programa durante la cobertura del cónclave no eran apropiados para un evento de tal importancia.
Contenido de la cobertura
Durante su conexión desde la Plaza de San Pedro, Marta Riesco realizó entrevistas a monjas y a un sastre que confecciona vestimentas papales, adoptando un tono desenfadado y humorístico. El Consejo de Informativos considera que no es adecuado para un evento de relevancia informativa como la elección de un nuevo Papa.

Ante la controversia, la dirección de RTVE decidió interrumpir la programación habitual para dar paso a una cobertura informativa más tradicional del desenlace del cónclave. Esta decisión fue valorada positivamente por el Consejo de Informativos, que felicitó a los profesionales de la información por su labor rigurosa y seria durante el evento.
Audiencias y futuro del programa
La familia de la tele ha tenido un inicio complicado en términos de audiencia. El programa registró un 8% de cuota de pantalla y 696.000 espectadores en su emisión del jueves, situándose como la cuarta opción en su franja horaria. Estas cifras, junto con las críticas internas, plantean interrogantes sobre la viabilidad del programa en la parrilla de La 1.

La cobertura del cónclave papal por parte de La familia de la tele ha puesto en evidencia las tensiones entre los objetivos de entretenimiento del programa y las expectativas de rigor informativo de una televisión pública. La reacción del Consejo de Informativos subraya la importancia de mantener estándares periodísticos en eventos de gran relevancia y plantea la necesidad de una reflexión sobre el enfoque y la dirección futura del programa.
La polémica por la cobertura de La familia de la tele en el Vaticano expone una fractura profunda entre el entretenimiento ligero y la misión de servicio público que debe asumir RTVE. El rechazo del Consejo de Informativos no solo cuestiona el estilo del programa, sino el rumbo de la propia cadena.
En un contexto de descrédito generalizado hacia los medios, decisiones como esta pueden erosionar aún más la confianza ciudadana. Si RTVE no diferencia con claridad entre contenido informativo y espectáculo, corre el riesgo de diluir su papel institucional y convertirse en una réplica de las cadenas privadas que debería contrapesar.