Federico y Mary de Dinamarca se han convertido en símbolo de elegancia, discreción y armonía. Sin embargo, el rey Federico X se ha visto envuelto en escándalos que han levantado rumores acerca de su matrimonio. La reina Mary ha continuado proyectando una imagen sólida y cercana, sin emitir palabras al respecto.
Ahora, luego de una última polémica por las extensas vacaciones de Federico y Mary, han regresado. Juntos y con sus hijos, han sido recibidos en Grasten, con flores, música y demostraciones de afecto. No obstante, como en todas las familias, las cosas no son siempre tan perfectas como parecen.

Un lugar con historia y modernidad que une a Federico y a Mary
El castillo de Grasten, ubicado en la costa este de Jutlandia, es un símbolo de la historia real danesa. Fundado en el siglo XVI, ha pasado por diversos eventos históricos e incendios que lo han transformado a lo largo de los siglos. Hoy en día, sigue siendo uno de los espacios más significativos para la familia real.
Desde 1935, tras una restauración, Grasten ha sido la residencia de verano de los príncipes daneses. Fue un regalo de bodas para los entonces príncipes herederos, Federico y su esposa Ingrid, convirtiéndose en su lugar de descanso anual. El actual palacio data de 1759, cuando fue reconstruido tras varios incendios que destruyeron las versiones anteriores.
El estilo romántico anterior fue transformado a un jardín de estilo inglés por Ingrid, la heredera de la época. Esos jardines son famosos por sus grandes prados, el lago cercano y los rosales que adornan los alrededores.

El huerto real y la iglesia de Grasten
El castillo está abierto al público y desde el año 2020, también lo está el huerto real, es un lugar decorativo y educativo. Se utiliza para enseñar sobre la naturaleza y el cultivo de alimentos. Frutales, hierbas aromáticas y arbustos con frambuesas son parte del paisaje, junto con una pequeña tienda y una cafetería.
La iglesia del castillo de Grasten, que sobrevivió al incendio de 1757, es uno de los elementos más destacados del lugar. Su conservación es impecable, con columnas de mármol y un impresionante retablo barroco. Este espacio es un testigo silencioso de la historia de la familia real danesa, un lugar cargado de significado y tradición.

Grasten no es solo un espacio de descanso para la familia real danesa. Su historia, sus jardines y su arquitectura siguen siendo testigos de la evolución de la familia real. Como así mismo, de los secretos que permanecen dentro de sus muros.