Hombre con gafas y barba gesticulando con una sirena de alerta roja dibujada sobre la imagen

Santiago Niño Becerra anticipa el grave futuro de los jóvenes con sus pensiones

El economista se muestra pesimista con las pensiones que esperan a los más jóvenes

El economista Santiago Niño Becerra, conocido por haber anticipado la crisis de 2008, ha lanzado un nuevo aviso sobre el futuro del sistema de pensiones en España. A través de su cuenta de X (Twitter), el experto ha compartido una reflexión que, lejos de pasar desapercibida, ha reavivado el debate sobre la sostenibilidad del modelo actual.

El ejemplo alemán y su posible traslado a España

En el país germano, el Parlamento introdujo hace una década un paquete de reformas con el objetivo de reducir el desempleo y garantizar la viabilidad del sistema público. Entre ellas, destacaban el aumento de las cotizaciones sociales, el impulso a las agencias de empleo temporal y la reducción forzada de precios en algunos sectores.

Niño Becerra recuperó recientemente una frase de Anna Lührmann, diputada de Los Verdes en el Bundestag, que apuntaba: “No puede ser que los jóvenes contribuyamos a las actuales pensiones, que en pocos años tengamos que pagar el doble en aportaciones y además que tengamos que contratar pensiones privadas”. Para Becerra, este análisis es “una reflexión para meditar” y pone el foco en la carga creciente que afrontarán los jóvenes españoles si no se actúa pronto.

Un hombre con gafas y barba está hablando mientras gesticula con las manos, y a su lado hay un gráfico de barras descendente con una flecha roja apuntando hacia abajo.
Santiago Niño Becerra se muestra pesimista con el futuro de las pensiones. | XCatalunya, Tartila, Santiago Niño Becerra

Reformas inevitables, pero polémicas

El economista señala que España podría verse obligada a seguir una senda parecida a la de Alemania si quiere mantener su sistema de pensiones a largo plazo. El envejecimiento de la población, la baja natalidad y la precariedad laboral de los jóvenes dibujan un panorama incierto. Según Niño Becerra, la solución no es sencilla, pero posponerla solo agrava el problema.

Algunas medidas incluyen el aumento de la edad de jubilación y la penalización de las jubilaciones anticipadas. Países como Dinamarca ya han dado el paso y es solo cuestión de tiempo que España siga ese camino. “Distintos miembros de la CEOE ya lo apuntaron hace un par de años”, afirmó en declaraciones a la Cadena SER.

Hombre mayor con gafas y barba frente a un micrófono de radio con fondo de gráficos financieros y una flecha descendente sobre barras de colores
Santiago Niño Becerra durante una entrevista en RAC1. | RAC1, XCatalunya, Diego Ramírez, The-Tor

La reacción social no se ha hecho esperar

Muchos usuarios han mostrado su malestar y escepticismo ante la posibilidad de pagar más y recibir menos. Un contribuyente comentó: “Los jóvenes, como su nombre indica, lo que tienen que hacer es trabajar duro como hicimos los viejos. Yo he trabajado 43 años y no me quejo”. Otros, en cambio, piden un cambio estructural del sistema con más visión.

Con una deuda pública elevada y un déficit creciente, mantener unas pensiones generosas se está convirtiendo en una tarea complicada. Según Becerra, el déficit actual del sistema es de 65.000 millones de euros, una cifra que previsiblemente irá en aumento.

La rentabilidad de los planes de pensiones, otro problema

Niño Becerra también ha sido crítico con esta solución. Según afirma, la rentabilidad de estos planes en España es “malísima”, y en promedio, los españoles apenas tienen 11.000 euros acumulados en ellos.  A su juicio, las gestoras se benefician más que los propios ahorradores.

Esto lleva a una doble carga para las nuevas generaciones: cotizar más para sostener el sistema público y ahorrar por su cuenta porque no confían en él. Una combinación que, según advierte el economista, es insostenible a largo plazo.

¿Una reforma inminente?

El aviso está lanzado. Si bien algunos expertos defienden que todavía hay margen de maniobra,  Niño Becerra sostiene que el cambio es inevitable. La cuestión ya no es si llegará o no una reforma estructural del sistema de pensiones, sino cuándo ocurrirá y cómo afectará a millones de trabajadores.