Tras meses marcados por la delicada salud emocional de la Reina Sofía, ahora vuelve a preocuparnos un hecho concreto y reciente. La Infanta Elena la encontró en Zarzuela, inmóvil sobre el suelo, y ese instante ha encendido las alarmas familiares y sociales.
Qué sucedió en Zarzuela
El pasado sábado, durante una visita habitual al hogar de su madre, la Infanta Elena vivió un momento angustioso. Al acceder a la residencia privada, se topó con la Reina Sofía postrada en el suelo, incapaz de levantarse después de una caída repentina. Alertó de inmediato a los servicios médicos y comunicó el incidente a su hermano, el rey Felipe VI.
Fueron momentos de máxima tensión, pensando en posibles fracturas e incluso complicaciones más graves. Tras ser evaluada, se descartaron lesiones óseas serias. Sin embargo, Sofía presenta dolor persistente, lo cual evidencia que su cuerpo reclama ahora más atención y cuidados personificados.

Estado de ánimo de la Reina
La caída no es un incidente aislado. En los últimos meses, la Reina Emérita está atravesando un periodo de gran desgaste emocional. La enfermedad de la princesa Irene, su hermana, cercana al diagnóstico de Alzheimer, le ha provocado un impacto visible. Además, el distanciamiento con sus hijos ha minado su ánimo y aumentado su sensación de soledad.
Las visitas familiares se han reducido a gestos protocolarios. Ni Leonor ni Sofía, nietas, han mostrado interés real, según fuentes internas. Incluso el verano tradicional en Marivent está en duda, exactamente por su necesidad de estar cerca de casa y con apoyo constante.
Repercusiones y medidas
Tras la caída, la Casa Real habría intensificado el seguimiento médico de Sofía. El rey Felipe VI y sus hermanas no solo han acordado mantenerla acompañada, sino que también se ha contemplado posponer cualquier viaje, incluida la estancia en Mallorca, a pesar de la tradición veraniega que contribuye a que la familia mantenga los permisos de uso.

Según testimonios internos, Felipe apeló tanto a factores institucionales como al bienestar de su madre. Elena y Cristina se comprometieron a acompañarla durante unos días.
Crisis emocional y de salud
Este episodio es un reflejo más de la etapa frágil que atraviesa la Reina Emérita. A sus 86 años, los achaques físicos conviven con un desgaste psicológico palpable. La alianza de cuidado familiar se está activando, pero también deja al descubierto la falta de apoyo emocional real por parte de la nueva generación. La familia real afronta no solo una crisis de salud, sino una reflexión sobre cómo cuidar de sus mayores sin renunciar a sus deberes públicos.
La caída de la Reina Sofía, aunque afortunadamente sin consecuencias irreparables, pone en evidencia una vulnerabilidad palpable. En las próximas semanas queda pendiente saber si este sobresalto hará que la protagonista y sus hijos opten por un modelo más cercano, que combine su legado con el cuidado hacia la Reina Sofía.