La relación entre Kate Middleton y Meghan Markle, que en su día despertó la esperanza de una complicidad real entre las cuñadas, vuelve a ponerse en la picota. Esta vez, la confirmación llega por parte de la propia princesa de Gales, quien ha reconocido un distanciamiento irreversible con Meghan y su hija, una revelación que se suma a años de tensión soterrada.
¿Qué ha ocurrido exactamente?
En una entrevista concedida recientemente, Kate Middleton ha reconocido, con notable franqueza, que no conoce aún a Lilibet, la hija menor de Meghan y Harry, de cuatro años de edad. También admitió que no han tenido ni un contacto virtual, lo que pone de manifiesto una barrera emocional y familiar que parecía casi insalvable.
Este testimonio sigue la línea de distanciamiento físico tras la salida de los Sussex a California. La confirmación oficial rompe con la narrativa de reconciliación que circulaba, mostrando un panorama muy distinto dentro del entorno real.

Kate habla y pone en evidencia la distancia
Kate ha sido contundente: “No, no la he visto ni siquiera por videollamada”, respondió al ser preguntada por Lilibet. Estas palabras reflejan no solo el impacto personal de esa ausencia, sino también las consecuencias mediáticas: un distanciamiento con repercusiones más allá del ámbito familiar.
A la vez, se ha mostrado diplomática, expresando sus buenos deseos hacia su sobrina, con la esperanza de que ese momento de encuentro llegue pronto. Siempre dentro de un tono cuidadoso y respetuoso, Kate intenta humanizar una situación que está marcada por el silencio y la lejanía.
Un distanciamiento con contexto previo
Las tensiones entre ambas han sido objeto de titulares desde hace años, aunque muchas veces se han limitado a rumores. Libros como Finding Freedom (2020) y fuentes autorizadas descartaron enfrentamientos dramáticos, señalando que nunca hubo una enemistad real, sino diferencias personales y falta de cercanía.

Con todo, recientes filtraciones en medios sensacionalistas han presentado a Meghan como una posible “barrera” para la reconciliación — especialmente entre William y Harry — mientras Kate aparece como puente mediador. Según tales versiones, Meghan condicionaría su participación y temería ser excluida o manipulada.
Reacciones oficiales y redes: sin sorpresas, con reflexiones
Desde el entorno de Meghan Markle no ha habido réplica pública directa a estas declaraciones de Kate. En las redes, los seguidores de los Sussex coinciden en que este distanciamiento no es sorprendente y subrayan el escenario más amplio de una ruptura familiar patente que va más allá de las cuñadas.
En plataformas como Twitter, se insiste en que los duques de Sussex mantienen su postura de independencia y discreción, mientras que los Cambridge están centrados en sus asuntos oficiales y su vida familiar en Reino Unido.
¿Cómo llegamos hasta aquí?
En 2018–2019, tras el ingreso de Meghan a la familia real, se tejieron rumores sobre diferencias en estilos, expectativas y compatibilidad, que persistieron pese a desmentidos oficiales. En 2020, la decisión de Harry y Meghan de mudarse a California marcó un antes y un después en los lazos familiares.
Desde entonces, episodios como presiones mediáticas, libros y documentales —incluida la célebre entrevista de Oprah y el libro Spare— han intensificado la brecha personal y mediática entre ellos.