Dos hombres con trajes formales posan frente a un edificio histórico.

El principal escollo para la reconciliación entre Guillermo y Enrique de Inglaterra

La relación entre los hermanos está totalmente rota

Las tensiones entre Guillermo y Enrique de Inglaterra no son novedades. Pero, ¿qué es lo que de verdad mantiene la distancia? En medio de gestos públicos y declaraciones conciliadoras, el núcleo del conflicto sigue siendo, según fuentes cercanas, algo mucho más íntimo y profundo.

Una mirada a lo no dicho entre los hermanos

La raíz del distanciamiento surge tras la publicación de Spare, las memorias de Enrique, y el traslado del duque a Estados Unidos. La revelación de detalles familiares sensibles, considerados tabú dentro de la Casa Real, sembró desconfianza en Guillermo. Como recoge una fuente del entorno del príncipe de Gales, él “ya no permite que los arrebatos de su hermano le afecten. La ira ha dado paso a la indiferencia”.

Este distanciamiento se refleja en el silencio: medios como Vanidades han reportado que Guillermo “no atiende ni responde a sus mensajes” desde abril. Esa omisión marca una línea firme.

Un hombre sonriente con barba pelirroja señala hacia la cámara mientras lleva una camisa oscura.
Montaje con el Príncipe Harry señalando a la cámara. | Instagram

Intentos estratégicos desde California

Desde su residencia en Montecito, Enrique ha lanzado señales de reconciliación. Primero, su entrevista con la BBC, donde afirmó haber “perdonado” y consideró que “la vida es preciosa”. Luego, con un gesto significativo, envió invitaciones para los próximos Juegos Invictus de 2027 en Birmingham, buscando que su familia —Carlos III y Guillermo— participen. Es un movimiento pensado: el duque entiende que ese evento es parte de su legado y podría acercar posturas.

Sin embargo, la respuesta oficial sigue siendo prudente e incierta. Desde Buckingham no se ha confirmado asistencia y se apunta a que “la planificación de la agenda real es extremadamente anticipada”.

El factor decisivo: recuperar la confianza

Aquí está el nudo del asunto. Un destacado experto real declaró que William “está muy furioso por el comportamiento de Harry y ha roto la confianza, que es la regla número 1 en la familia”. Hasta ahora, William no ha mostrado señales de aceptación: ni llamadas, ni mensajes, ni gestos públicos de acercamiento.

Una mujer con gafas de sol en la mano y un hombre con barba están al aire libre en un día soleado.
Meghan Markle y el príncipe Harry | Lecturas, XCatalunya

Problemas añadidos

Para Guillermo, el contexto no ha sido fácil: el cáncer de su padre, la enfermedad de Kate y su preparación como futuro rey han sido retos constantes. Ese cúmulo de responsabilidades ha endurecido su postura, volviéndolo más pragmático y menos emocional frente a los gestos públicos de su hermano.

Por su parte, Enrique parece decidido a reconstruir vínculos desde una posición más abierta. Pero la iniciativa tiene que atravesar el muro de la desconfianza: una muralla que, para Guillermo, no es fácil de derribar.

A día de hoy, el principal escollo sigue siendo la confianza rota. No es una cuestión de rencor pasajero, sino de una línea invisible que no se puede cruzar sin un gesto sincero del que se perciba un cambio real. La pelota está en el tejado de Guillermo, que mueve ficha desde la prudencia y la discreción institucional.

¿Podrá un acto simbólico, como compartir los  Invictus de 2027, abrir la puerta a una reconciliación real? Lo cierto es que, para que haya un verdadero reencuentro, ambas partes deberán aceptar que la confianza no se regala: se reconstruye con tiempo, palabras y hechos concretos.