Durante las últimas semanas, Zarzuela ha implementado una medida inédita: los trabajadores tienen estrictamente prohibido mencionar a Juan Carlos I en presencia de la reina Sofía.
Esta decisión se contextualiza en un momento cargado de sensibilidad emocional. Aunque oficialmente no se ha emitido una nota pública, fuentes de Casa Real confirman que esta pauta parte del deseo de preservar el bienestar de la emérita, que atraviesa un momento delicado.
Lo ocurrido: veto silencioso
Según ha desvelado El Nacional, se ha adoptado esta prohibición en entornos laborales, especialmente en conversaciones informales o profesionales que antes podían incluir referencias al rey emérito. La medida se habría activado tras detectarse que ciertos comentarios, aunque bienintencionados, alteraban el estado anímico de Sofía. No se trata de un capricho, sino de una estrategia diseñada para protegerla.

Contexto emocional: tristeza y cansancio
La reina Sofía está viviendo un momento complejo. Se ha destacado que ha sufrido un “bajón anímico” desde el fallecimiento de su hermano Constantino y el agravamiento del Alzheimer de su hermana Irene. Además, fuentes internas describen cómo su ánimo se ve afectado por los recientes escándalos relacionados con Juan Carlos I: primero los audios filtrados, luego rumores sobre relaciones pasadas. Todo ello está minando su estabilidad.
Reacción institucional y familiar
Desde Zarzuela y el ámbito oficial, no ha habido comunicado formal. Sin embargo, allegados confirman que Felipe VI, junto a la infanta Elena y Cristina, están coordinados para evitar que se repitan situaciones tensas. Dichos cercanos a la corona explican que la medida no admite excepciones: ni alusiones impropias ni memoria espontánea del emérito. Todo para reducirle añoranza, dolor o una posible recaída.
Hace unos meses, se supo que el personal de Zarzuela había informado a los hijos de Sofía de que ella había retomado un hábito antiguo: fumar a escondidas, tras la muerte de su hermano y el deterioro de su otro familiar cercano.

Además, extrabajadores habían relatado que Doña Sofía siempre ha lidiado con indignidad con los desplantes del emérito —“lo sabía la sociedad en general” —y que noticias sobre Bárbara Rey y otras amantes actuaban como un golpe emocional más para ella.
El motivo detrás de todo
Como experta en prensa rosa, considero que esta nueva prohibición revela una actitud preventiva y sensible de Casa Real. No se trata de censura, sino de una gestión emocional estratégica: mantener la paz interior de una figura clave en la institución. Las fuentes coinciden en que se busca preservar su equilibrio, evitando “reactivaciones” de recuerdos o debates incómodos.
La pregunta que surge es: ¿seguirá esta medida mientras persista el delicado estado anímico de Sofía? Y, ¿podrán aliviar su corazón con nuevas noticias positivas, viajes o conexiones familiares? Lo cierto es que, detrás del protocolo, hay una realidad humana: la protección de una reina que ha entregado gran parte de su vida al servicio público. Ahora, en su retiro, necesita ese amparo en silencio.