En un momento en que la monarquía británica busca consolidar su imagen tras la era de Isabel II, un dato ha sacudido los cimientos de Buckingham: la fortuna personal del rey Carlos III ha superado con creces la de su madre, alcanzando cifras que han generado un notable malestar entre los ciudadanos.
¿Qué ha pasado?
Recientes informes revelan que el patrimonio personal de Carlos III asciende a 762 millones de libras, casi el doble de los 548 millones que poseía la reina Isabel II al momento de su fallecimiento en 2022. Este incremento se debe, en parte, a inversiones estratégicas y a la gestión de propiedades heredadas, como las fincas de Sandringham y Balmoral.
Sin embargo, este crecimiento económico ha coincidido con una caída en la popularidad del monarca y de la reina Camila. Según una encuesta reciente, Carlos III ocupa el cuarto lugar en popularidad dentro de la familia real, mientras que Camila se sitúa en la séptima posición. Esta disminución en la aprobación pública ha sido atribuida a la percepción de desconexión entre la monarquía y los problemas sociales que enfrenta la ciudadanía.

Reacciones del entorno real
Aunque desde el Palacio de Buckingham no se han emitido declaraciones oficiales al respecto, fuentes cercanas al entorno real han señalado que el rey y la reina están al tanto de las preocupaciones públicas y están tomando medidas para abordar la situación. En este sentido, se ha observado una mayor participación de ambos en eventos públicos y causas sociales, en un intento por reconectar con la ciudadanía.
A pesar de estos esfuerzos, la percepción pública sigue siendo crítica. La revelación de la fortuna del rey ha generado debates sobre la transparencia y el uso de los recursos de la monarquía, especialmente en un contexto económico desafiante para muchos británicos. La falta de claridad en estos asuntos ha contribuido a la erosión de la confianza en la institución.
Otros miembros de la familia real
En contraste, otros miembros de la familia real, como el príncipe Guillermo y Kate Middleton, mantienen altos niveles de popularidad, con más del 70% de opiniones positivas, lo que sugiere una preferencia pública por figuras percibidas como más cercanas y comprometidas con los asuntos sociales.

Este escenario plantea desafíos significativos para Carlos III y la reina Camila, quienes deberán continuar trabajando para mejorar su imagen pública y fortalecer la conexión de la monarquía con la sociedad británica