Camilla se ha convertido en pieza clave en la monarquía británica, y sus últimos movimientos han situado al futuro rey en el centro de un inesperado desconcierto. El diagnóstico de su marido hace tambalear la estructuración familiar.
Camilla gana protagonismo
Desde que su marido, Carlos III, fue diagnosticado con cáncer, Camilla ha intensificado su presencia en actos oficiales. Ha dejado de ser un simple acompañamiento protocolario para asumir decisiones estratégicas en reuniones clave y en la agenda de la Corona. Ha pasado de ser "princesa consorte" a figura visible y funcional dentro de la institución. Sus voces y gestiones ya no son un complemento: mandan.
El cambio de guardia protocolario
Dentro de fuentes internas y medios británicos circula la tesis de que este giro protagonizado por Camilla ha supuesto un ajuste en las tareas de Guillermo. Según hay indicios, el príncipe habría recortado su exposición en actos menores donde Camilla solía lucirse —una maniobra que reduce su brillo y crea tensión en los despachos reales.

Aunque no hay comunicación oficial al respecto, un biógrafo real apunta a que esto es más que modernización institucional: "restarle luces a Camilla" para reforzar su propia línea sucesoria. Y así es como Guillermo, el heredero natural, estaría actuando para consolidar su liderazgo. Además, se especula que detrás de este ajuste puede haber una estrategia calculada para anticipar su estilo de reinado, más centrado y definido, que contrastaría con la imagen más tradicional de la monarquía.
Ecos familiares y recuerdos que pesan
No es nuevo que haya fricciones entre Camilla y los hijos de Carlos III. En "Spare", el libro de Harry, se cuenta cómo él y Guillermo convinieron en oponerse al matrimonio real por respeto a Diana. Con Harry fuera del Reino Unido, solo Guillermo tiene voz activa, lo que añade un componente emocional al conflicto: es su madrastra, pero también la cara visible del poder que él podría estar reescribiendo.
El Palacio mantiene una versión oficial: es un ajuste para modernizar la Corona, orientarla a una línea directa y funcional. Era una necesidad, dicen, para una institución más ágil. Pero desde dentro se interpreta que detrás del barniz de "reforma" podría haber una jugada personal para rebajar la influencia de Camilla y dar protagonismo al nuevo rey.

Nuevo pulso en el corazón de la Corona
Este episodio no es solo un ajuste de agenda; significa un cambio de poder simbólico. Camilla pasa de acompañante discreta a figura determinante, y Guillermo, en su paso hacia el trono, parece estar definiendo su reinado a su manera. Con su decisión el futuro rey marca distancia, recuerda quién heredará el cetro y envía un mensaje claro al palacio.
Las próximas apariciones de Camilla en la agenda institucional serán clave para medir esta batalla de influencia real. La Reina Camilla ha ganado fuerza y relevancia en un momento decisivo. Pero su ascenso ha desatado un pulso con Guillermo, que busca señalar que, aunque ella sea consorte, el futuro rey define su reino.