Desde que Carlos III accedió al trono en septiembre de 2022 y anunció que Camilla sería reina consorte en la coronación de mayo de 2023, su legado no ha estado exento de polémica. Ahora, un nuevo giro en los entresijos del testamento real amenaza con agravar aún más la frágil relación de sus hijos con la reina Camilla.
El movimiento inesperado que reabre heridas
Según informaciones recientes, el rey habría revisado su testamento para reducir al mínimo legal la herencia del príncipe Harry, dejando gran parte de su legado en manos de Camilla y, eventualmente, de su hijo Tom Parker Bowles. Esta maniobra, aunque dentro de la legalidad británica —un padre no puede desheredar totalmente a un hijo, pero sí limitar su parte—, se interpreta como un claro apoyo a su consorte y a su linaje personal.
Este gesto, presume la prensa europea, beneficiaría indirectamente a Tom Parker Bowles, criticado gastronómico y figura pública recurrente en actos oficiales. Algunos medios deslizan que Camilla habría sido quien motivó a Carlos a dar este paso desde las sombras.

Herencia y sentimientos divididos
Los detalles del testamento han caído como un jarro de agua fría en la relación con los hijos de Carlos. El príncipe Harry ya expresó en sus memorias Spare su visión de Camilla como una figura “malvada”, lo que hundió aún más cualquier esperanza de reconciliación. Por su parte, Guillermo también habría manifestado recelos cuando se anunció el matrimonio en 2005, aconsejando a su padre que no avanzara con Camilla.
La lealtad del rey, manifestada en un reparto patrimonial así, deja en evidencia una brecha emocional entre su núcleo familiar y Camilla, una sombra casi inadvertida por el protocolo, pero que ahora emerge con fuerza.
Reacciones oficiales y repercusión mediática
Ni Clarence House ni Buckingham Palace han emitido comunicado alguno sobre este cambio testamentario. Sin embargo, fuentes internas habrían filtrado la nueva redacción del testamento a medios como Don Balón, generando titulares que confirman una estrategia patrimonial que afecta directamente a los Sussex.

En redes sociales, el revuelo no se ha hecho esperar: analistas reales apuntan que este tipo de maniobras reservadas hunden aún más la reputación de la monarquía ante un público que observa con cautela la lealtad, el favoritismo y el reparto de la herencia en función de afinidades personales.
Contexto histórico y reacciones familiares
Este episodio no es aislado. La historia moderna de la monarquía ha tenido episodios similares: desde el célebre "Camillagate" en 1993 —una grabación de teléfono filtrada que sacudió la institución—, hasta el distanciamiento de Harry y Guillermo tras las entrevistas explosivas y la publicación de Spare. La llegada de Camilla fue mal recibida tanto por la opinión pública como por los hijos del rey, erosionando su figura en el seno familiar.
Lo que está en juego ahora
Este ajuste testamentario deja una clara cuestión en el aire: ¿está protegiendo el rey el futuro de Camilla sobre la línea sucesoria oficial? Más allá del dinero, se trata de una cuestión de poder simbólico en Buckingham. Si Camilla y su hijo se convierten en pilares económicos y mediáticos del legado real, la figura de Guillermo y, sobre todo, Harry, podría quedar relegada de forma irreversible.

Camila siempre ha sido consciente del rechazo institucional que ha enfrentado en estos años. Desde su unión con el príncipe Carlos hasta asumir el título de reina consorte, su trayectoria ha estado marcada por soportar las críticas y construir legitimidad. Este movimiento testamentario representa una jugada clave.