Con un silencio inquietante, así han recibido los residentes de Montecito, California, a Meghan Markle y el príncipe Harry. Lo que en su momento parecía una escapada tranquila tras su salida de la Familia Real, se ha convertido en un estruendo mediático por un motivo inesperado. La falta de integración social de la pareja en su comunidad local.
El desencuentro con el vecindario local
Desde que se mudaron en 2020, los Sussex buscan privacidad. Sin embargo, varios vecinos han expresado que no son precisamente vecinos ejemplares. El periodista Richard Mineards comentó que Meghan es “prácticamente invisible” en la zona, al tiempo que Harry es descrito como "jovial y más cercano". Otro vecino veterano relató que él mismo ofreció una película sobre la historia local en la puerta de su casa, y su regalo fue rechazado sin miramientos.
Extranjeros en un entorno que pediría más cercanía, los duques han sorprendido por su distanciamiento. Algunos residentes incluso piensan que aparecen más en redes o medios que en el día a día real: “un soap opera viajero”, lo calificó un vecino.

Contraste de maneras
La disparidad en su integración resulta llamativa. Harry, a menudo visto paseando con su perro o en bici por la playa acompañado de seguridad, deja una imagen cercana y afable nypost.com. En cambio, Meghan prefiere mantener un perfil extremadamente discreto, apenas participando en eventos locales ni acercándose a sus vecinos.
Lo describe Mineards como “muy controlada”, prestando atención meticulosa a cada gesto, palabra o presencia pública. Esta actitud encaja con su perfil mediático: muy estructurada y cuidadosa, quizás demasiado para comunicar cercanía.
Polémica pública y retiro social
La tensión no se queda en lo privado. Medios como Vanity Fair revelaron que algunos los tildaron de “villanos locales” y criticaron cómo su presencia transformó la dinámica del barrio. Ellos rechazaron la acusación calificándola de “angustiosa”, y subrayaron testimonios como el de Sharon Stone, quien destacó que “no vinieron aquí para vivir de nuestra comunidad, sino para formar parte de ella”.

Desde su renuncia en 2020 al rol institucional, los Sussex aspiraron a construir una vida de independencia en EE. UU. Sin embargo, ahora su llamado retiro parece manifestarse en su contra. Para muchos, su actitud es poco adecuada para un vecindario acostumbrado a la cordialidad.
La pareja no ha emitido declaraciones sobre esta polémica vecinal que surge a meses de importantes movimientos públicos —como su reciente aparición en el Nexus Global Summit en Nueva York— centrados en filantropía y ciberacoso. Los residentes siguen sin ver señales claras de reciprocidad y no les basta con títulos ni iniciativas mediáticas.