En el último episodio de tensión real, el príncipe Guillermo ha tomado una medida definitiva que deja muy claro su posicionamiento: los hijos del príncipe Harry, Archie y Lilibet, quedan excluidos del núcleo representativo de la monarquía británica cuando él ascienda al trono.
Esta decisión, adelantada por una exclusiva de Catalunya Diari, llega en un momento en que la relación entre los hermanos vuelve a evidenciarse como fría, distante y sin visos de reconciliación.
La decisión concreta y sus implicaciones
La exclusión de Archie y Lilibet responde a la voluntad de Guillermo de mantener una estructura de la realeza más reducida y centrada en su inmediata familia: Kate, sus hijos y él mismo. No obstante, detrás de esta aparente gestión institucional, se percibe una corriente de revanchismo o castigo sutil, tras años de desencuentros públicos, especialmente tras el polémico “Megxit” y las numerosas entrevistas de Harry.

Este movimiento no solo afecta a los hijos de Harry, sino que refuerza la idea de que el príncipe Guillermo está delineando desde ya cómo será su futuro reinado, limitando la exposición mediática y el peso simbólico de los Sussex en la Corona británica.
La reacción del entorno real
Expertos consultados por medios como Fox News y The Sun interpretan esta decisión como una continuación de la estrategia silenciosa de William, quien ya había optado por no responder públicamente a los constantes llamados a la reconciliación —incluso tras las palabras de Harry en la BBC, donde manifestaba su deseo de acercamiento.
Un allegado al príncipe confirmó a The Sunday Times que Guillermo ha logrado transformar un profundo enfado en “indiferencia saludable”: ya no le consume la herida, ni hace pronunciamientos sobre el distanciamiento familia. Así, su actitud se percibe como madura, responsable y enfocada en su propio núcleo cercano.

La herida abierta: un contexto prolongado
El distanciamiento real comenzó a hacerse público en 2020, tras la salida de Harry y Meghan de sus funciones oficiales. Desde entonces, las tensiones han escalado con la entrevista de Oprah, la serie documental de Netflix y la publicación del libro “Spare”, en el que Harry relató un episodio violento con Guillermo en 2019.
La relación entre ambos se ha visto marcada por episodios de falta de comunicación y profundas desconfianzas. Expertos en la realeza destacan que la actitud silenciosa de Guillermo convierte cualquier diálogo en una Árida “pared de hielo”.
Familia y futuro
Guillermo encarna un modelo moderno de la monarquía: cercano, consciente y enfocado en metas concretas como la sostenibilidad, la salud mental y la unidad nacional. Al dejar fuera a los hijos de su hermano, blinda su legado ante posibles controversias durante su reinado, buscando proyectar una imagen clara y sólida ante un público cada vez más exigente y crítico.

Mientras tanto, Harry continúa en California con su familia, centrado en proyectos personales y humanitarios, manteniendo intactas sus críticas hacia la Corona, el trato a Meghan y la falta de diálogo realizado por su padre y su hermano.
¿Reconciliación posible o legado fragmentado?
Esta nueva medida refuerza la tesis de que el distanciamiento es más que un alejamiento físico: es una fractura pujante que forma parte del proyecto sucesorio de Guillermo. La pregunta que queda en el aire es si, a cambio, Harry mostrará algún gesto de arrepentimiento o disculpa pública, reclamado por varios expertos como condición indispensable para romper el hielo.
En resumen: el príncipe Guillermo ha dado un paso firme hacia la clarificación de su legado monárquico, con una decisión que marca distancias y fija límites. Mientras tanto, el futuro familiar de los Sussex sigue su camino paralelo, marcado por proyectos propios y una tensión todavía vigente.