Desde hace semanas, en los ambientes cercanos a Iñaki Urdangarin se respira un ambiente de tensión. El exduque de Palma, icono de polémica y redenciones públicas, ha lanzado una alerta: asegura que está siendo vigilado por detectives privados. ¿Quién estaría detrás de ese operativo? Y sobre todo, ¿por qué ahora?
Misterio y desconfianza: el origen de las sospechas
Todo empezó cuando Urdangarin, quien vive junto a Ainhoa Armentia desde su separación de la infanta Cristina en 2024, manifestó su inquietud ante amigos íntimos: siente que alguien sigue cada uno de sus pasos. Según informa El Nacional, su desconfianza ha aumentado al punto de sospechar que la Casa Real, quizás a instancias de su exmujer, habría contratado un equipo de vigilancia para controlar su paradero.
En paralelo, un medio como Don Balón refuerza esa idea: los movimientos de él y Ainhoa, desde paseos hasta viajes, serían objeto de seguimiento constante. Por su parte, Urdangarin se resguarda en la discreción, evitando escaparates públicos y descartando visitas prolongadas a lugares concurridos.

Un divorcio con condiciones que pesan
Su preocupación tiene fundamento. En su divorcio, pactado a finales de 2023, se incluyó una cláusula polémica: si Urdangarin formalizaba una nueva vida matrimonial, perdería toda la pensión vitalicia que recibe mensualmente. La infanta Cristina habría asegurado que ese acuerdo estaba blindado para proteger esas prestaciones. El exdeporte temía no sólo la pérdida económica, sino que se activara un seguimiento intenso para evitar “errores” que resultaran en sanciones.
Además, se habla de un pago vitalicio de unos 25.000 € al mes desde el rey emérito, con posibles observadores para controlar cómo y con quién vive; un pacto del que dependería también la percepción pública sobre sus reacciones tras el polémico caso Nóos y su permanencia en libertad condicional.
El entorno de Ainhoa también en la mira
No es sólo él quien siente la presión. Los defensores del exjugador aseguran que Ainhoa Armentia también sería objeto del seguimiento. “Saben por dónde pasea, qué lugares frecuenta, cuándo se traslada…”, apuntan fuentes cercanas que confirman un ambiente asfixiante para la pareja.

Este estado de vigilancia permanente está afectando su planificación. Urdangarin, quien hace unas semanas disfrutó de unas vacaciones en Sicilia con su pareja, se mostró visiblemente molesto ante la presencia de fotógrafos y cámaras.
Sin rastro de pruebas, solo percepciones
De momento no hay documentación ni testimonio oficial que demuestre la existencia de detectives. Todo se basa en la percepción del exduque y en filtraciones de su círculo. No consta que haya denuncias ni medidas legales. Solo la sensación, asegurada por Urdangarin, de pisar firme bajo un centinela invisible.
¿Una nueva estrategia de silencio o puro control?
Tras cumplir su condena y divorciarse en 2023, Iñaki apostó por una vida lejos del escándalo. Sin embargo, estas sospechas apuntan a que su libertad está limitada por acuerdos no oficiales. Su entorno analiza el movimiento: ¿será esta una estrategia para frenar cualquier iniciativa mediática? ¿O es la presión y el miedo al control lo que lo impulsa a asumir que está siendo seguido?