El gazpacho acaba de convertirse en protagonista de uno de los debates culinarios más sonados del verano. La reconocida chef catalana Maria Nicolau ha declarado que, aunque su sabor haga las delicias estivales, su inclusión en el “Corpus de la cuina catalana” fue un desliz.
Gazpacho y Corpus catalán
El pasado 21 de julio, coincidiendo con el Día Mundial del Gazpacho, Maria Nicolau compartió en X una reflexión que ha remecido comunidades gastronómicas. “Viure a base de gaspatxo a l’estiu és meravellós, però va ser un error incloure’l al Corpus de la cuina catalana”, escribió.
El “Corpus de la cuina catalana”, una recopilación de más de 1.000 recetas heredadas que la Generalitat apoya, incluyó el gazpacho en su edición de 2023. Esta decisión, tomada tras debatir criterios como antigüedad, uso en hogares catalanes y referencias escritas, no ha dejado indiferente a nadie.

Origen andaluz del gazpacho
El gazpacho tradicional tiene raíces humildes en el sur de España, particularmente en Andalucía. Según historiadores culinarios, comenzó como una mezcla de pan, aceite y vinagre, evolucionando hasta incluir tomate, pimiento, ajo o pepino. Su popularización proviene de su función refrescante y nutritiva, especialmente útil en los calurosos períodos estivales.
Nicolau, con voz firme y experta, ha señalado que el gazpacho es “maravilloso para combatir el calor”. Aun así, asegura que su inclusión en el corpus catalán representa una confusión entre tradición y adaptación regional.
Reivindicación de sopas frías catalanas
Más allá de la polémica, Nicolau invita a recuperar la esencia culinaria local. En comentarios a sus seguidores en X, destacó sopas frías autóctonas, como la de habas secas, menta, perejil o almendra, que forman parte del legado gastronómico catalán. No apela a la cancelación, sino a la valoración de lo autóctono frente a la popularización de platos extranjeros.

Las reacciones en redes se mantienen moderadas. Muchos avalan el punto de Nicolau, señalando que no se trata de despreciar al gazpacho, sino de proteger las raíces propias. Otros, sin embargo, lo ven como un gesto excesivo. Argumentan que la cocina es por naturaleza mestiza y que el gazpacho, aceptado en muchos hogares catalanes, sí merece estar en el recetario común.
El lado práctico: un consejo profesional
Maria Nicolau aprovecha la oportunidad para compartir un truco culinario con seguidores. Ha compartido que un buen gazpacho requiere de tomates bien maduros, preferiblemente de pera. Además, considera muy útil hacer uso del colador chino para una textura sedosa y de pan remojado en vinagre para evitar el “efecto repetición” digestivo.
También sugiere variaciones actuales, como incorporar sandía, para innovar sin perder esencia. Maria Nicolau ha abierto un debate imprescindible sobre la identidad culinaria catalana y el respeto hacia la tradición. Su mensaje invita a celebrar lo propio sin renunciar al diálogo culinario con otras regiones.