La tradicional recepción en el Palacio de Marivent siempre deja anécdotas y titulares, pero la de este año ha estado marcada por una sonada ausencia. Aunque todas las miradas se posaron en el esperado debut de la princesa Leonor y la infanta Sofía, fue la reina Letizia quien, sin pretenderlo, se convirtió en el epicentro de la polémica.
Su repentina desaparición en mitad del acto ha generado un torbellino de especulaciones y ha obligado a Casa Real a dar un paso al frente para aclarar lo sucedido.
La noche del 4 de agosto de 2025 estuvo a punto de ser diferente. La Reina Sofía podría no haber viajado pero finalmente su hijo la convenció. Prefería quedarse cuidando a su hermana Irene en Zarzuela, pero la responsabilidad institucional se impuso.

Por primera vez, las hijas de los Reyes se unían a sus padres y a la reina emérita Sofía para recibir a los más de 600 invitados de la sociedad balear. La presencia de Leonor y Sofía, que demostraron una vez más su saber estar y su dominio del protocolo, aportó un aire renovado y fresco a una cita que, con los años, había perdido parte de su brillo. Sin embargo, mientras las jóvenes acaparaban los flashes, la actitud de su madre no pasó desapercibida.
La desaparición que desató todas las alarmas
El evento transcurría con la normalidad - y aburrimiento - que caracteriza a estas citas de verano. Los Reyes, sus hijas y Doña Sofía saludaban a los representantes políticos, empresariales y culturales de las islas. No obstante, una vez finalizado el besamanos y cuando los invitados comenzaban a distribuirse por los jardines, la reina Letizia se esfumó. Su ausencia fue tan notoria que muchos de los presentes comenzaron a preguntarse por su paradero, generando un murmullo de confusión.
Según algunos periodistas especializados en la Casa Real, la consorte fue la primera de la familia en retirarse, un gesto que fue interpretado por parte de la sociedad mallorquina como un desplante. No es ningún secreto que la relación de Doña Letizia con Mallorca ha estado siempre bajo la lupa.

A diferencia de la pasión que sentían Don Juan Carlos y Doña Sofía por la isla, a la actual Reina siempre se le ha atribuido una cierta incomodidad con las vacaciones estivales en Marivent, considerándolas más una obligación institucional que un verdadero placer. Esta percepción ha alimentado la idea de que su retirada prematura no fue casual.
La reacción de Casa Real y el problema de salud de la Reina
Ante el revuelo generado, fuentes de la Casa del Rey se vieron obligadas a ofrecer una explicación a algunos de los invitados más cercanos. La versión oficial, difundida para atajar las especulaciones, apunta directamente al problema de salud que la Reina arrastra desde hace tiempo: el neuroma de Morton. Se trata de una dolencia en los pies que le provoca un dolor agudo, especialmente cuando pasa largos periodos de pie y utilizando tacones, como exige el protocolo en este tipo de recepciones.
Esta no es la primera vez que dicha afección obliga a Doña Letizia a alterar su agenda. En numerosas ocasiones la hemos visto sentada en un taburete durante largos besamanos para mitigar el dolor.

La explicación, por tanto, resulta plausible y busca justificar una ausencia que, de otro modo, podría haber sido interpretada como una falta de cortesía. Desde Zarzuela se ha querido transmitir que fue una causa de fuerza mayor y no un acto deliberado de desaire hacia los mallorquines.
A pesar de la aclaración, el debate sigue abierto. Mientras unos aceptan la versión oficial, otros la consideran una excusa conveniente para una Reina a la que, según cronistas como Maica Vasco, nunca le han agradado los círculos elitistas de la isla. También hay que tener en cuenta los múltiples problemas de Letizia con sus hijas. Ya son mayores de edad y quieren más independencia. Su madre siempre lo ha tenido todo bajo control y no entiende los deseos de Leonor y Sofía, algo que lleva a muchas discusiones.