Una mujer de cabello oscuro y saco lila está hablando en un podio mientras una ilustración de un niño llorando aparece en primer plano a la izquierda

Letizia Ortiz hace llorar a un niño de 8 años

La Reina de España vuelve a mostrar su lado más oscuro

El aura que rodea a la Reina Letizia ha estado marcada desde sus inicios por cierta controversia, especialmente en los momentos en los que se expone ante la ciudadanía. Si bien ha logrado una transformación de su imagen en los últimos años gracias a la labor de sus asesores, siguen existiendo episodios que reabren el eterno debate sobre su cercanía y espontaneidad. El último episodio, vivido en un acto institucional en Marín, ha devuelto a la actualidad ese perfil de reina poco empática que tanto se le ha achacado.

Un acto en Marín y una escena inesperada

Durante la reciente entrega de despachos de la Armada, un evento esperado tanto por los cadetes como por sus familias, la presencia de la Reina Letizia  estuvo rodeada de fuertes medidas de seguridad. La ocasión, marcada por la emoción del reencuentro con su hija Leonor, que culminaba su formación militar, era también un momento especial para decenas de familias. Sin embargo, no todos los asistentes pudieron disfrutar de esa cercanía esperada con la realeza.

Fue precisamente durante la salida del acto cuando se vivió un momento que ha corrido como la pólvora en redes sociales. Un niño de tan solo ocho años, ilusionado ante la posibilidad de saludar a la reina, vio cómo la oportunidad se desvanecía de manera abrupta. Letizia, fiel al protocolo y en medio de un despliegue de seguridad más intenso por estar acompañada de sus hijas, evitó el contacto directo con el público.

Una mujer con expresión seria está junto a un oficial de policía que lleva uniforme azul con las letras CNP en la gorra y POLICIA en la espalda.
Montaje en el que se ve a la Reina letizia y a un Policía | Policía Nacional, Casa Real

El pequeño, al ver frustrado su deseo, rompió a llorar ante la atónita mirada de su madre y varios testigos, quienes no dudaron en mostrar su desconcierto.

La madre del niño confesaba poco después su sorpresa y desilusión: “Nunca pensé que se comportaría así. Mi hijo solo quería darle la mano”. Este testimonio, sumado a las imágenes y comentarios que han circulado en plataformas como X (antes Twitter) e Instagram, han reavivado las críticas hacia la actitud de la reina en actos públicos.

No es un hecho aislado

No es la primera vez que Letizia Ortiz se enfrenta a cuestionamientos por su manera de interactuar con el pueblo. Desde su llegada a la Casa Real, ha sido etiquetada con adjetivos como “controladora” o “distante”, mientras que su marido, Felipe VI, es percibido de forma más cercana y sencilla por buena parte de la opinión pública.

Una pareja caminando frente a un edificio elegante.
Felipe VI y Letizia | Casa Real, XCatalunya

Pese a los esfuerzos evidentes del entorno de la Casa Real por hacer de Letizia una figura más accesible —incluida su presencia en redes sociales y una agenda más social—, los gestos espontáneos de humanidad parecen no acompañarla en los momentos clave.

La anécdota del niño de Marín ha encontrado eco en comentarios y memes que subrayan el contraste entre la naturalidad de Felipe VI y el comportamiento casi robótico de la reina, un símil que algunos usuarios han llevado al extremo comparándola con inteligencias artificiales.

Este tipo de comparaciones, lejos de ser un fenómeno aislado, muestran cómo la percepción pública sigue resistiéndose a los cambios superficiales de imagen y exige algo más profundo: una empatía genuina y visible.

Una mujer con el rostro ligeramente sucio y expresión seria, rodeada de personas en un entorno urbano.
Letizia Ortiz | ACN

Cabe destacar que el protocolo de seguridad de la Casa Real se extrema siempre que las infantas acompañan a sus padres, como ha sucedido en este acto. Sin embargo, no pocos asistentes esperaban un simple gesto que rompiera la barrera institucional. Varios padres presentes también manifestaron sentirse ignorados en una jornada que, para muchos, debería haber sido más cercana y emotiva.

El desafío de conquistar la simpatía del pueblo

La Casa Real se enfrenta así a un nuevo reto de imagen, en el que los gestos cuentan tanto o más que las palabras. Aunque desde el entorno de Letizia se defiende que su comportamiento responde al protocolo y a la necesidad de proteger a la familia real, la realidad es que la sensibilidad de la opinión pública hacia la frialdad de ciertas figuras institucionales no deja de crecer.

¿Logrará Letizia dejar atrás este episodio y demostrar esa humanidad que tantos ciudadanos reclaman? De momento, el recuerdo del niño llorando en Marín suma un nuevo capítulo a la larga lista de desencuentros entre la reina y la sociedad, reavivando el debate sobre la verdadera cercanía de la monarquía española.

Dos mujeres, una con uniforme naval y otra con vestido oscuro, están frente a un emoji con expresión seria.
Montaje en el que se ve a la Reina Letizia y a la Princesa Leonor con una cara que demuestra enfado | Casa Real, XCatalunya, yayayoyo

Lo ocurrido en Marín no solo refleja un instante desafortunado, sino que reabre la cuestión de hasta qué punto la imagen de la Casa Real es solo fachada o hay detrás una voluntad sincera de acercamiento. Mientras tanto, el pueblo sigue esperando algo más que sonrisas protocolarias y saludos desde la distancia.