Una publicación íntima de Laura Escanes ha removido la sensibilidad de su comunidad digital. La creadora compartió recuerdos familiares que encapsulan su verano más luminoso sin abusar de la exposición. Lo relevante no es solo la imagen bonita, sino el relato afectivo que refuerza vínculos y calma polémicas pasadas. Así lo demuestra su última entrega de momentos con Roma y Rock, que ha corrido como la pólvora.
El vídeo de Menorca que une a Roma y Rock
El clip apareció el 20 de agosto en el perfil de Instagram del perro, @rockpoodletoy, con una frase sencilla y feliz. Decía, en primera persona, "si mami y Roma son felices en Menorca, yo también lo soy". Las imágenes muestran a la niña sentada en una embarcación mirando el horizonte, mientras Rock descansa sobre ella contemplando el mismo paisaje. La escena dura segundos, pero explica una afinidad construida con calma, juegos y rutinas domésticas que la audiencia reconoce.
No es una postal aislada, sino el siguiente capítulo de una tradición veraniega que Laura mantiene con su hija en la isla. Cada año repiten una foto en el mismo rincón de Ciutadella, registro que este julio volvió a emocionar. Desde que Rock llegó en 2023, la influencia del can en la narrativa familiar se ha hecho notar en vídeos y anécdotas. Su presentación como nuevo miembro ya fue tendencia, y meses después protagonizó momentos virales por su carácter juguetón.
Reacciones, límites y un debate que Laura no elude
El nuevo montaje ha recibido una cascada de mensajes celebrando la naturalidad y el vínculo entre niña y mascota, alejados de cualquier artificio publicitario. Varios comentarios destacan la serenidad del vídeo y agradecen que la influencer siga mostrando escenas sin rostro identificable de su hija. Ese enfoque de protección no es casual, porque Laura defiende públicamente el derecho de Roma a crecer sin exposición excesiva. En enero explicó que no comparte todo lo que vive con su hija y reivindicó que a los padres se les cuestiona mucho menos.
También ha tenido que lidiar con dardos por hablar en catalán a Rock, contestando con firmeza y normalizando su vida bilingüe. La escena de Menorca funciona como antídoto frente al ruido, porque pone el foco en el cuidado y la convivencia. El contexto profesional refuerza ese relato, ya que la presentadora vive un año dulce con su programa y su pódcast reconocido. Su espacio Entre el cielo y las nubes fue premiado en los Ondas Globales, consolidando su nueva etapa mediática con solvencia.
Lo que queda es una colección de instantes que rehabilitan la ternura en tiempos de hiperexposición y consumo acelerado de intimidades ajenas. Veremos si Laura sigue compartiendo retazos del verano, o si prefiere guardar silencios que protejan lo más valioso de su hogar. Por ahora, Roma y Rock se quedan con el protagonismo, y la audiencia con una sonrisa que dura más de unos segundos.