Una simple petición en catalán en una pastelería de Ciutat Vella desató una ola de reacciones en redes, y más allá. Joel Joan tomó la palabra, pero para comprender la magnitud del asunto es necesario remontarse a un episodio que, aunque cotidiano, trae consigo implicaciones culturales profundas. Un dependiente que finge no entender catalán para evitar atender en esa lengua.
Pastelería Brunells
El cierre de plantilla de una tradicional pastelería del centro barcelonés fue el escenario de este choque cultural. El guionista Enric Gomà se dirigió al mostrador en catalán, demandando “un tall de coca”, pero recibió por respuesta un repetido “no le entiendo”. La situación se reprodujo varias veces, hasta que un cliente de origen chino —que hablaba catalán con fluidez— pudo ser atendido sin problemas, desmontando rápidamente la excusa de la incomprensión lingüística.
La indignación fue inmediata. Según datos recientes del Institut d’Estadística de Catalunya, alrededor del 93,4 % de la población catalana mayor de 15 años entiende la lengua catalana, cifra que supera el 99 % en los nacidos en el país. Esto convierte el argumento del “no entiendo” en un reclamo basado más en la voluntad que en la realidad.

Joel Joan opina
Frente a lo ocurrido, Joel Joan, conocido por su activismo cultural y su defensa de los derechos lingüísticos, no se contuvo. En su cuenta de Twitter, calificó de “amargados”, “colonizadores” y “fascistoides normalizados” a quienes rehúsan a servir a alguien en catalán. Su mensaje dejaba claro que no se trata de meros fallos de comunicación, sino de actitudes conscientes que desprecian el catalán y, por extensión, lo que representa.
Enric Gomà, por su parte, dejó claro que no es culpa de los hablantes de catalán: responsabilizó a los catalanófobos del prejuicio mientras evitaba dirigir críticas a su comunidad. No obstante, los catalanes que cambian de lengua también tienen parte de culpa. De ahí, que se exista la plataforma "Mantinc el Català", que pide no cambiar de lengua ante un interlocutor que no la habla.
Reacciones en redes sociales
Las reacciones en Twitter no se hicieron esperar. Varios usuarios coincidían con la denuncia de Joan, calificando el episodio como un reflejo de fastidio irrespetuoso. Gente afirmaba que “nada como la lengua les hace rabiar tanto”, destacando la facilidad con que se manipula el “no entender” para gritar simbólicamente el desprecio.

Esta polémica plantea preguntas incómodas. ¿Deben las administraciones reforzar la formación lingüística del personal de cara al público en catalán? ¿Es necesario que los trabajadores dominen ambas lenguas por respeto y cumplimiento legal? La respuesta no puede ser más clara.